POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Pues resulta que mi muy buena amiga TERESA MÍJEZ, mujer enamorada de Boal, que es un precioso municipio asturiano de montaña, publicó un breve comentario acerca de la riqueza boalense en yacimientos de quiastolita y, claro, ya surgieron bastantes preguntas acerca de esta «piedra rara».

Abordaremos el asunto por dos vías diferentes: la científica y la popular-mitológica.

La QUIASTOLITA es una variedad de andalucita (Al2OSiO4) formada por una macla de cuatro cristales de andalucita que, según la hipótesis de Frondel (1934) incluyen en ese maclado ciertas impurezas de grafito (carbono) incrustadas en forma de CRUZ DE MALTA.

El conjunto engloba diversas pigmentaciones (grises, verdiazules, amarronadas) destacando la coloración negra de la Cruz.

La quiastolita, bien pulimentada, ofrece un brillo muy característico que la convierte en una piedra semipreciosa.

Vayamos ahora a su «vinculación popular».

La presencia de esa «Cruz» que ofrece la macla fue origen de muchos nombres populares derivados de Lapis Crucifer: Cruz de Piedra, Cruz de San Andrés, Cruz de San Pedro, Cruz de la Suerte, Piedra de los enamorados… Cuenta la tradición asturiana que, ya en tiempos de los inicios de las peregrinaciones a Compostela, los peregrinos que pasaban por Boal siempre llevaban consigo «piedras milagrosas de San Pedro» como protección en su caminar compostelano.

BOAL es, en España, uno de los yacimientos más importantes de quiastolita. En China también hay abundancia de este mineral, así que no se asusten si en breve la competencia oriental será pero que muy notable.

Las Cruces de San Pedro, en Boal, se adquieren preciosamente pulidas y engarzadas en aros de plata, oro, alpaca plateda, etc. como piezas de joyería. También se ofrecen sin engarce a precios muy asequibles.

Boal es municipio montano. Su gastronomía es abundosa y espléndida en carnes, embutidos, guisos, salazones, caza, volatería…Y en estos últimos años, con un auge extraordinario, está potenciando su riqueza de miel y de SETAS.

Y como estamos en primavera, pues a preparar un guiso de ternera con rebozuelos (Cantharelus cibarius Fr.), que también llaman perrechicos.

Troceamos 1 kg de carne de ternera en dados más bien grandes que rebozamos en harina mezclada con sal y pimentón dulce.

Freímos en aceite hasta dorar y llevamos a una cazuela.

En ese aceite de fritura pochamos cebolla picada en fino (y un poco de pimiento, si gusta), se suma tomate rallado o picado muy fino y dejamos freír hasta conseguir una salsa homogénea.

La incorporamos a la cazuela de la ternera junto con las setas, añadimos caldo y, si gustan, algunas hierbas aromáticas (tomillo, laurel), y dejamos cocer a fuego medio hasta que la carne esté blanda.

Al final, se rectifica de sal.

Se acompaña con patatas fritas y ensalada al gusto.

Ya lo saben, en Boal hay buena mesa, buena miel y piedras de la suerte.

Y sobre todo, una gran hospitalidad para recibir a los amigos y visitantes.

NOTA-. Este comentario lo dedico con mucho amor a mis primos bonaerenses, y muy en concreto a Beatriz Brechner, nuera de nuestra tía ELENA FIDALGO, fallecida recientemente en Buenos Aires a la edad de 104 años. Beatriz, «Pupi», se interesó mucho por saber cosas de la «Cruz de la Suerte».