POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Desde el Alto de Buenavista vemos decenas de aerogeneradores: los de la Peña del Cuervo, en Candamo; los de la Sierra de Tineo y del Pico Gallo, y los de la Sierra de Bodenaya y de Curiscao, en Salas. Son molinos y son gigantes, como en la espantable y jamás imaginada aventura en que el Quijote se involucró para enriquecerse con los despojos de aquellos 30 o 40 monstruos de Criptana. Siempre apoyé al de la Triste Figura, pero también esta energía alternativa, como industria menos agresiva y más sostenible que otras. ¿Cuánto viento favorable necesita para su rentabilidad? Depende de las subvenciones: sin ingresos extra, 3.000 horas al año de viento en popa; en las décadas de los 70 y 80 del siglo XX, los molinos disfrutaron de tanto apoyo que incluso parados ganaban maquila. Hoy a las empresas eólicas, definitivamente, deberíamos mandarlas a tomar vientos.
Fuente: http://www.lne.es/