EL ÚLTIMO VIAJE DEL GRIAL • EL CÁLIZ HA SALIDO DE LEÓN TRES VECES EN EL ÚLTIMO SIGLO, A LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES DE BARCELONA Y SEVILLA Y A VALLADOLID
May 28 2017

EL CÁLIZ DE DOÑA URRACA, QUE DESDE LA INVESTIGACIÓN DE LOS HISTORIADORES MARGARITA TORRES Y JOSÉ MIGUEL ORTEGA SE CONSIDERA ‘EL AUTÉNTICO GRIAL’

LA EXPOSICIÓN RAICES TRANSFORMA EL PALACIO DEL CONDE LUNA EN EL MUSEO DEL REINO DE LEÓN

El Grial leonés nunca atravesó el Atlántico. En el último momento, el Gobierno prohibió que el cáliz de Doña Urraca viajara a la Quinta Avenida. San Isidoro había hecho un pacto con el Metropolitan de Nueva York, un intercambio temporal de tesoros. León prestaría el Grial, así como un ídolo vikingo, el arca de los marfiles o la Biblia visogótico-mozárabe, entre otras piezas, a cambio de una docena de objetos, como el busto relicario de San Ireix (siglo XIII) o una placa con Agnus Dei (siglo IX). Las autoridades españolas no autorizaron la salida del país del sarcófago de Doña Sancha y el relicario de San Isidoro, aunque sí la del cáliz y otras diez joyas.

León recibió los objetos del museo neoyorquino en octubre 1993 y los exhibió durante cinco meses. Pero el Metropolitan (MET) jamás expuso el Grial, a pesar de que ya había editado un excepcional catálogo en cuya portada lucía esta pieza. The New York Times dedicó un amplísimo reportaje —titulado ‘El caso de las galerías vacías del MET’— en el que desvela todas las negociaciones y cómo «las elecciones provocaron un largo período de transición gubernamental durante el cual el crucial proceso de aprobación de préstamos se detuvo prácticamente y el tiempo perdido simplemente no pudo recuperarse».

El cáliz de Doña Urraca, que desde la investigación de los historiadores Margarita Torres y José Miguel Ortega se considera ‘el auténtico Grial’, estuvo asegurado, junto con las otras nueve joyas que iba a exhibir el Metropolitan, en 6.000 millones de pesetas (36 millones de euros), aunque su valor es incalculable.

El cáliz ha salido de León al menos en tres ocasiones en el último siglo: a la Exposición Universal de Barcelona en 1929; a Valladolid en 1988, para la primera edición de Las Edades del Hombre; y a la Expo de Sevilla, en 1992.

Pese a todo, la colegiata, que durante décadas ha reclamado el tesoro que le expoliaron y hoy exhiben, entre otros, el Museo Arqueológico Nacional, ha practicado una férrea política de préstamos. «No es rencor, sino memoria histórica», decía el anterior abad de San Isidoro, el inolvidable Antonio Viñayo.

León presta 150 tesoros

Para la Exposición Universal de Barcelona León prestó sus mejores tesoros, algo impensable hoy. Cedió nada menos que 150 tesoros, procedentes de San Isidoro, las catedrales de León y Astorga, el Museo Arqueológico Provincial y de la colección particular del arquitecto Juan Crisóstomo Torbado. Joyas únicas en el mundo como el propio cáliz, el Libro de las Estampas, la cruz de Peñalba o el cristo de marfil de Carrizo.

A la exposición sevillana, en cambio, León únicamente cedió dos obras, aparte del Grial: el cristo de Carrizo y la Nodicia de Kesos —documento escrito en romance en el año 974—, que custodia el Archivo de la Catedral.

Las diócesis de León y Astorga entregaron una veintena de piezas a la primera edición de Las Edades, que se celebró en la catedral de Valladolid, como el arca de San Isidoro, el arca de los marfiles y el Grial (todos de San Isidoro), así como la Adoración de los Reyes Magos y la Virgen de la Asunción, del Museo de la Catedral. Astorga cedió la arqueta de San Genadio, Nuestra Señora de la Majestad y Santiago a caballo, entre otras.

Copa de ceremonias

El Grial, que los canónigos han usado desde hace mil años en ocasiones excepcionales, como en el 900 aniversario de la muerte de Doña Urraca y Doña Elvira, que se celebró en 2001; y también fue el logotipo del Congreso Eucarístico que se celebró en esta ciudad en 1964.

Fanático de las reliquias, Franco bebió del Santo Grial el domingo 12 julio de 1964. En la ceremonia, oficiada por el cardenal Landázuri y en la que Franco comulgó, se utilizó el cáliz de Doña Urraca.

Presumiblemente, el dictador sabía cuando estuvo en León que el de Doña Urraca no era un cáliz más. Del mismo modo, ‘bajo palio’, entró en la Catedral y el obispo le dio a besar el Lignum Crucis (astilla de la cruz de Jesús).

Tres meses antes de la llegada a León del dictador, el 26 de marzo de 1964, Antonio Viñayo publica en el diario Proa un artículo titulado El cáliz de Doña Urraca y el cáliz de la Santa Cena. «Resulta que la copa de piedra del Santo Grial (anterior en uno o dos siglos a Jesucristo) bien pudo ser utilizada en la cena del Señor. Después, cuando en la Edad Media se introdujo la costumbre de engarzar antiguas copas romanas —costumbre documentada a través de otras muchas existentes— con chapas de oro y plata, adquirió el Santo Cáliz su forma actual», contaba en su artículo Viñayo, fallecido hace cinco años.

En otros artículos y libros el citado abad sostendría la misma teoría que Torres y Ortega, que el cáliz de Doña Urraca es el Santo Grial. Algo que los dos historiadores fundamentan en la providencial aparición de dos pergaminos del siglo XIV localizados en la biblioteca de la Universidad de Al-Azhar, en El Cairo. Los manuscritos relatan que el Santo Grial permanece en Jerusalén hasta el siglo XI. Lo recibe en el año 1054 Fernando I El Magno, rey de León, como un regalo del emir de la taifa de Denia, a quien le conviene tener buenas relaciones con el monarca más poderoso de la Hispania cristiana. Al emir de Denia se lo había entregado el califa fatimí de Egipto.

Fuente: http://www.diariodeleon.es/ – Verónica Viñas

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