POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
El día de los Reyes, pero en la Europa del Este, la Unión Soviética y otros de sus países satélites publican una declaración acerca de la «traición» del político húngaro Imre Nagy, que será ejecutado al año siguiente. Y, ¿saben por qué? Pues porque intentó democratizar y desestalinizar a su país. Yo era aún muy niño, pero todavía recuerdo en la portada del ABC de mi vecina Trini los tanques rusos entrando en Budapest.
Pero nos venimos más cerca, a Navalmoral donde, tras finalizar el período navideño, se celebran oposiciones para cubrir varios puestos de trabajo en el municipio: 4 serenos y subalternos (fontaneros, jardineros, mecánico-electricista, encargado de los pozos de la Retuerta y 4 barrenderos).
¿Serenos?, me preguntaba el otro día mi gran amigo Miguel Fernández (el de Fer-Fer).
Pues sí, aún los había en nuestra localidad, pues existieron durante gran parte del siglo XX (incluyendo los años de la Guerra Incivil) y gran parte del XIX (se crearon en septiembre de 1862, de acuerdo con una Ordenanza Municipal). Durante los años cuarenta (posguerra), debido a la frecuente actividad del maquis en Navalmoral y comarca, fueron reemplazos por personal de falange, guardias civiles y cuerpo especiales (como los somatenes). Pero, como adelanté un día, en el verano de 1955 el servicio de Serenos nocturnos vuelven a rondar las calles moralas para su seguridad (como en las ciudades). Había 4, uno en cada sector en que se dividió el pueblo (El Cerro, El Parque-La Cruz, derecha de la carretera e izquierda de la misma); cobrando 5.000 pesetas al año, más dos extraordinarias. Los primeros nombrados en estas fechas fueron Luis Gómez Nuevo (“Feocho”), Francisco Sánchez García, Felicísimo Salado Galano y José Arias Galea. Y portaban picas de acero y mangos de madera. Poco después se incorporarán a la policía municipal, uniformados, con el «chuzo» mencionado y más adelante con arma corta.
Y ya que comenzamos el año, sepamos que ahora se inicia un trienio (1957-1959) muy húmedo en España y nuestra localidad, por supuesto. El temporal comienza en las Canarias, sobre todo en la isla de La Palma, donde se originan fuertes lluvias que causan 28 muertos, numerosos heridos y graves pérdidas económicas.
Precipitaciones y bajas temperaturas por aquí mientras, en el Hemisferio Sur, concretamente Argentina, donde era el verano, sufren fuertes calores: 43’3º en Buenos Aires el 29 de enero, la más elevada que han conocido.
Y entramos en febrero con dos noticias:
Una a nivel nacional: las fuerzas policiales controlan un intento de huelga en la minería asturiana promovido por los comunistas, que reanudan su oposición al franquismo tras la paralización forzada a que habían sido sometidos. Y, ya que no podían hacerlo a través de la política o los sindicatos, la encauzan por la vía laboral.
La otra afectaba a Navalmoral, donde nos informa la Corporación que la Casa Consistorial necesitaba una buena reparación, por lo que se aprueban esas obras.
Un mes después, durante el “marzo ventoso”, el Estado nos ayuda económicamente para asuntos relacionados con el agua corriente: pozos, galerías y ampliación de la red.
En abril, Luis Duque González sustituye a Librado Álvarez como primer teniente de alcalde, por incompatibilidad de éste al ser farmacéutico que surtía de medicinas a los enfermos de la Beneficencia; además, era el inspector municipal farmacéutico.
En ese mismo mes salen a concurso tres plazas de guardias municipales, que serán cubiertas mediante el proceso correspondiente.
Y, a nivel nacional, ya vimos en 1955 cómo se publica la conocida novela El Jarama, de corte neorrealista, del escritor español Rafael Sánchez Ferlosio, que ese mismo año obtuvo con ella el Premio Nadal. Obra que marcó un hito dentro de la novela española de posguerra, convirtiéndose en una referencia obligada del realismo social y que ha sido incluida entre las 100 mejores novelas españolas del siglo XX. Pues bien, en el mes d abril de este año 1957 obtiene el “Premio de la Crítica”.
Para muchos interesados porque son profesionales en estas ramas, en España se reconoce la “enseñanza no oficial” y se crean los títulos de “doctor arquitecto” y “doctor ingeniero”. Muchos de mis exalumnos/as lo son, felicidades a todos ellos/as.
El cese de D. Agustín Carreño y la entrada en escena de D. Emilio García
El 9 de mayo cesa como alcalde Agustín Carreño, entrando Emilio García García («por orden del ministro de la Gobernación»). Motivos personales y familiares influyeron directamente en que finalizara la trayectoria política de un alcalde muy práctico para el futuro de Navalmoral, aunque aún proseguiría su labor profesional como el buen médico que fue.
En esos momentos, teníamos de crédito 2.689.887’26 pesetas.
Una de las primeras medidas que toma el nuevo alcalde fue la de anular el encargo hecho por la anterior Corporación a José Carreño de una plataforma para ubicar el tanque contra incendios, al que indemnizan con la cantidad de 3.500 pesetas por los gastos originados (intuyen que esa plataforma no era operativa). Y otra después fue la de quitar la subvención municipal al instructor de Educación Física del Frente de Juventudes, Manuel Parra Álvarez, «debido a las necesidades municipales».
D. Emilio nombra primer teniente a Francisco Ramos Rivera y 2º teniente a Teodoro Marcos López. Ya decíamos antes que Librado Álvarez era incompatible para esos cargos, ya que era el inspector municipal farmacéutico.
Ya existía ese año la «industria Mayen», foto «Óscar», José Vizcaíno, imprenta y librería Mohedano y Correas, etc. Pero centrémonos en la primera, debido a la gran repercusión laboral que originó:
MAYEN
Con ese acrónimo se hacía alusión a la nueva industria de fabricación de ladrillos y mosaicos que la sociedad compuesta por Miguel Alfonso y Eloy Nebreda (M.A.Y.E.N.) construirían en esa década junto a la carretera del Cementerio, pues la primitiva crecía sin parar: para que nos demos una idea, en 1945 elaboró 350.000 mosaicos (azulejos), 100.000 tejas y 200.000 ladrillos; y contaba con 25 operarios.
Lo que entonces fue una realidad floreciente, hoy son naves municipales (la charca de ese nombre tuvo su origen en la extracción de arcilla para elaborar los materiales citados, pasando después a ser el depósito de agua necesaria para dicha actividad industrial). Por cierto, el horno se llamaba Virgen de las Angustias.