POR JOSÉ DIONISIO COLINAS LOBATO, CRONISTA OFICIAL DE LA BAÑEZA (LEÓN)
Desde el comienzo de los tiempos, los Mayos, han sido un saludo pagano y gentil de los pueblos a la llegada de la primavera.
Fueron los celtas, los que tenían a los bosques como santuarios, diciendo, que en ellos, habitaban los espíritus benefactores de los pueblos, y en especial de sus campos; luego, los romanos, serán los que manifiesten estas tradiciones hacia algún dios y sobre todo hacia la diosa Flora, con su ritual poético y musical, en las llamadas laudi florales, ensalzando con ello la entrada de la primavera.
Luego, serán los cristianos, los que con el paso del tiempo, recojan con sus prohibiciones, estos sucesos y transformen los ritos ancestrales, en una función de exaltación religiosa y festiva hacia la madre, como es el caso del mes de las flores dedicado a la Virgen María. En el 2º Concilio de Braga, en Portugal, al cual asisten obispos de nuestro territorio (León y Astorga), acuerdan cesar estos rituales de origen pagano, como era la colocación en este mes, de ramas de laurel en las puertas de las casas de las mozas. Mil años más tarde, el obispo de Astorga, Don Pedro de Rojas (1595), dicta unas constituciones en las que prohíbe los ritos y celebraciones paganas, basadas en aquel concilio, así como el pasar en este mes de Mayo, bajo ciruelos, álamos y otra clase de árboles, prohibiendo actos y ritos ceremoniales paganos.
Y, por qué no, la llamada “Cruz de Mayo”, conmemorando el hallazgo de la cruz de Cristo en el Monte Calvario por Santa Elena, madre del emperador Constantino (324), con lo que se prohíben esos ritos ancestrales de fertilidad y festejos paganos.
Antiguamente, los niños bañezanos, durante este mes de mayo, solíamos hacer un pequeño altarcillo en nuestras casas, en el cual se colocaba una pequeña cruz de madera, adornándola luego con flores, generalmente silvestres.
En nuestras comarcas bañezanas y, dentro de nuestros pueblos, se han vuelto a recuperar el tradicionalmente llamado “Árbol Mayo”, y el “Mayo Monigote”. El árbol Mayo consiste en el corte de un esbelto chopo o pino, librándole de las ramas del tronco, salvo el penacho último, que se deja como adorno; en otros lugares, este ramillete de hojas, se suele decorar con cintas de colores, frutos y otros objetos, colocándolo luego en la plaza del pueblo, la noche del 31 de abril, conociéndose por el nombre de la pinada, y junto al que las mozas y mozos del lugar, se divierten con bailes tradicionales al son de la música.
El Mayo Monigote, no es otra cosa, que el mismo árbol, en el que, en su punta, se coloca un muñeco relleno de paja o trapos,
Representando a algún personaje, o haciendo alusión en forma de fantoche de algún oficio, suceso o motivo acaecido en el lugar durante el año, realizado su cara, a base de cartón o barro, y vistiéndole con ropas antiguas. Representando al Mayo si es hombre, o la Maya si es mujer. En algunos pueblos, el último día del mes de Mayo, se le prende fuego, esparciendo luego por el campo, las cenizas, en sentido de fertilidad y de buena cosecha.
Como es tradicional, en algunos de nuestros pueblos, se colocan exposiciones del Mayo Artístico, como es el caso del valle del Jamúz y en las calles de nuestra Ciudad, en la cuales encontramos estas representaciones, donde grupos de monigotes, representan escenas creativas de acontecimientos o personajes del lugar.
En La Bañeza, esta tradición festiva de los Mayos, renace de nuevo en el año 1992, siendo los vecinos de la calle la Armonía, los que vuelven a hacer reaparecer estos personajes, rellenos de trapo o paja, representando a una celebridad elegida por su popularidad o su oficio, siendo año tras año más su admiración por parte de bañezanos y visitantes.