EN UNA RECEPCIÓN OFICIAL EN EL AYUNTAMIENTO DE AVILÉS, EN ESTUVIERON REPRESENTANTES MUNICIPALES CON LA EDIL DE CULTURA Y LA CRONISTA OFICIAL DE AVILÉS, YOLANDA ALONSO Y JOSEFA SANZ
El 3 de junio de 1955 llegaba a Avilés un gran tesoro, aunque su tamaño es casi microscópico: una astilla del Lignum Crucis procedente del monasterio de Liébana. Este pequeño fragmento del madero donde fue crucificado Jesucristo determinó el camino de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de la Santa Vera Cruz. Ayer, como ya hizo en 2006, esta hermandad conmemoró el vínculo que les une con Liébana y con la reliquia de Lignum Crucis con un apretado programa de actos y una noticia: la astilla se exhibirá de forma permanente en una urna de seguridad en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery. Actualmente el fragmento de madera se custodia en una caja fuerte del citado templo, oculto a la visión del público.
«Estamos gestionando con el párroco la manera de exponer la reliquia permanentemente en el templo de Santo Tomás, donde está claro que habrá que hacer alguna obra y reforzar las medidas de seguridad», explicó el maestro de ceremonias de la Cofradía de la Soledad, José Iván Álvarez Heres, que subrayó: » Esta reliquia no la tiene ni la Cámara Santa y atrae, especialmente, a peregrinos que a veces llegan a la ciudad y preguntan en qué templo pueden ver el Lignum Crucis». La pequeña pieza es el mayor tesoro de la Cofradía de la Soledad, que ayer celebró el acto central de las jornadas «Avilés tras la Cruz de Cristo».
Fue un día emotivo. Entre otras cosas, según Álvarez Heres, porque el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, concedió indulgencia parcial para los fieles que realizaron devota visita a la reliquia durante la jornada, asistieran a la misa solemne que se celebró a las 19.30 horas amenizada por el coro «Amigos de Sabugo» y participaran en la procesión con el paso de la reliquia del Lignum Crucis, que siguió un tramo del Camino de Santiago por Avilés.
En la breve peregrinación de la plaza del Carbayo a la iglesia de Santo Tomás participó la banda de tambores de La Soledad, alrededor de una veintena de cofradías y hermandades con sus estandartes y varas de mando, autoridades civiles y militares. Así, pues, decenas de personas desfilaron por las calles de Sabugo, entre ellas cofrades llegados a Avilés desde distintos puntos de Asturias, Santander, Valladolid, Palencia y Jerez de los Caballeros. De esta localidad extremeña visitó la ciudad Gervasio Rodríguez, presidente nacional de la Cofradía Vera Cruz. Todos ellos participaron también por la mañana en una recepción oficial en el Ayuntamiento de Avilés, en la que estuvieron representantes municipales con la edil de Cultura y la Cronista Oficial de Avilés, Yolanda Alonso y Josefa Sanz, respectivamente, a la cabeza. Ambas ensalzaron las bondades de una ciudad acogedora para los visitantes, incluidos los peregrinos.
La Cofradía de la Soledad, entre tanto, puso fin a las jornadas «Avilés tras la cruz de Cristo» con una espicha. Ahora la hermandad seguirá trabajando para exponer de forma permanente la reliquia del Lignum Crucis que trajo aquel 3 de junio de 1955 el entonces arzobispo de Oviedo, Francisco Javier Lauzurica, desde el monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Fuente: http://www.lne.es/ – Myriam Mancisidor