LA ROMERÍA DE LA VIRGEN DE ALARCOS, DÍA HISTÓRICO PARA CIUDAD REAL Y SU COMARCA-SEMBLANZA DEL ROQUEÑO LUGAR DEL CERRO, ASIENTO DE NUMEROSOS PUEBLOS QUE POBLARON NUESTRA TIERRA CIUDARREALEÑA
Jun 04 2017

POR JOSÉ GOLDEROS VICARIO, CRONISTA OFICIAL DE GRIÑÓN (MADRID)

El cerro de Alarcos queda ubicado en la orilla izquierda del río Guadiana, a unos 8 kilómetros de la capital de Ciudad Real. Aquí se encuentra el Parque Arqueológico, comenzado a excavar el año 1984, encontrándose en los mismos vestigios arqueológicos que patentizan la presencia humana desde la Edad del Bronce hasta la Edad Media. No obstante, se advierte una despoblación en períodos de presencia romana y visigoda. Es el lugar más importante de la región de Castilla-La Mancha, por su extensión (23 ha), sino además por el valor arqueológico. En la actualidad se ha recuperado un sector urbano del poblado íbero que data de las postrimerías del siglo VI a. C. También sabemos de la vida de los oretanos que habitaron en el lugar. La muralla y el castillo medieval existieron fundamentales en la famosa batalla de Alarcos, en 1195. En el yacimiento también se ha rescatado un gran conjunto de armas de los combatientes cristianos y musulmanes.

Curioso grabado del interior de la ermita de Alarcos, posiblemente de Parcerisa ¿s. XVIII?. Observen como el autor dibuja la imagen del fondo, haciendo figurar una imagen vestida de la Virgen de Alarcos. Esto es absolutamente cierto: la Virgen y el Niño fueron vestidos cuando se restauró la imagen, en 1860. Luego se mostraría la talla sin ropaje.

Tras la batalla hubo de esperar hasta el año 1212, al triunfo en las Navas de Tolosa, donde el dominio cristiano se fortaleció definitivamente. Repoblar Alarcos, fue el sueño de Alfonso X “el Sabio”, y no lográndolo decidió trasladar la fundación, en el año 1255, a la vecina aldea de Pozuelo Seco de D. Gil, bajo el topónimo de Villa-Real.

Y este fue el origen del culto a la Virgen de Alarcos, que aquí quedó en su ermita, cuya romería se celebra anualmente desde siglos, el lunes de pentecostés. Villa-Real y pequeños lugares de su entorno, empezaron a venerar a Ntra. Sra. de Alarcos, hace ya más de ocho siglos. No obstante, no podemos asegurar el origen y motivo de tal devoción.

Lo más probable es, que los habitantes de la puebla amurallada de Alarcos, colocaran la imagen bajo su patronazgo, otorgándole el nombre de su villa. Pero al ser destruida ésta, tras la batalla del 19 de julio de 1195, su población fue trasladándose paulatinamente a Pozuelo de Don Gil, luego refundada como Villa-Real, pero continuó venerando a la imagen, concurriendo en romería cada año.

La ermita que hoy vemos, tuvo su origen en el siglo XI o XII y es posterior a otra, posiblemente una basílica romana, adaptada para el culto cristiano, que debió arruinarse tras el dicho encuentro militar del s. XII. Desde entonces, señala la tradición, que los de Ciudad Real celebraban todos los años una romería organizada por el Concejo, contando luego (s. XV) con la asistencia religiosa de la parroquia de San Pedro, a cuya collación se había agregado el sitio de Alarcos. Pasados unos siglos de ferviente asistencia al cerro de Alarcos, por los años de 1800 comienza lentamente el casi total olvido de esta tradición, llegando a los años de 1850 con el santuario en acusada ruina, “pues sus bóvedas se partieron, sus techos comenzaron a hundirse, sus puertas se desplomaron, sus lámparas ya no ardían… incluso hubo de trasladar la imagen, por el peligro de desaparecer…”(sic).

El Ayuntamiento de la capital, tradicional patrón del lugar, decidió tras estos años de desidia a su reparación, y es precisamente en sesión celebrada en diciembre de 1859, cuando se acuerda llevarla a cabo.

Imagen antigua de Ntra. Sra. Santa María de Alarcos, desaparecida según las crónicas en los trágicos años de la Guerra Civil del 36. La tradición oral señala también, que fue arrojada al río Guadiana. No obstante no fue hallada. Durante las Guerras Carlistas y la Guerra de la Independencia, la ermita e imagen sufrieron desperfectos, especialmente por los franceses´.

Más tarde (enero de 1860) se ofrece don Gaspar Muñoz para reparar a sus expensas una de las capillas del santuario, dotándola además de vasos sagrados y ornamentos, pidiendo a cambio autorizar el enterramiento de él y los suyos en la dicha capilla, “que deberá ser a la derecha entrando por la puerta principal (de la ermita) que mira al mediodía…¨

En mayo de 1861, todo estaba reparado, pagado y listo para la inauguración, gracias también a varios antiguos censos a favor del propio Santuario. En 1899, de nuevo los administradores del Santuario solicitaban del Ayuntamiento 300 pesetas para reparar un trozo de muralla de siete metros, recorrer tejados, blanquear, etcétera, por no ser suficientes los fondos recaudados en concepto de limosnas.

El consistorio presidido por el alcalde Peñuelas, alegaba que la situación o estado precario por que pasaban las arcas municipales no permitía tal dispendio.

No obstante, agregaba, que el obispado debería pagar por mitad con el Ayuntamiento este gasto de 300 pesetas, según convenio… “que si el Santuario se hunde no es culpa del Ayuntamiento…” (sic). Y así fue como se consiguió salvar la histórica ermita, que tantos recuerdos evocaba de la fe religiosa de nuestros antepasados. Nuevamente por el año de 1950, la ruina se apodera del Santuario. Afortunadamente llegaron unos años después el Real Decreto 3095/1980, declarando Monumento Histórico Artístico Nacional, el santuario de Nuestra Señora. de Alarcos. Esta acertada medida salvó definitivamente el santuario.

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