LAS RUBIAS DEL «UNO» Y UN BANQUETE CON EMPAREDADOS
Jun 09 2017

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Ya les advertí repetidas veces que yo, por ser de pueblo y educado durante la represiva dictadura franquista (dicho así queda muy bien) soy «mal pensado» y un «tantico obseso sexual». ¡Que soy un verduscón, vaya!

No les extrañará, por tanto, que cuando por primera vez -y era yo muy niño- oí hablar de «las rubias del uno» haya pensado que se trataba de unas guapas mozas «de vida alegre», rubias y de ojos azules, que ofrecían UN SERVICIO (a precio moderado, claro está) a sus clientes.

Pues no, señores, no.

La RUBIA fue el mote que los españolitos dieron a la moneda de 1 peseta acuñada en metal amarillo por la Segunda República en 1937 en cuyo reverso figuraba el número 1.

Este apodo se mantuvo años después para todas las monedas amarillas de 1 peseta.

Les diré en secreto, que poseo unas 2 000 «pesetas del uno» con data desde 1944 hasta su desaparición ya durante el reinado de don Juan Carlos I.

¿Y lo del emparedado?

Yo siempre había entendido que «emparedar» consistía en castigar a un delincuente encerrándolo entre dos «tabiques» de ladrillo hasta su muerte.

Por eso, cuando leí «La Venganza de don Mendo» vi confirmada mi suposición al ver que doña Magdalena pedía a su padre don Nuño este castigo para su antiguo amante:

«…Por los males que me fizo,
pido a todos que ahora mesmo
y aquí mesmo le empareden;
y para escarnio y ejemplo,
le dejen fuera una mano,
la mano del brazo diestro…»

Don Pero, prometido de doña Magdalena, pide a su suegro don Nuño que cumpla con tal deseo, a lo que este accede gustoso:

«En cuanto a don Mendo, apruebe
lo por mi dama indicado.

¡Aprobado, sí, aprobado!

En esta boda no debe
faltar ese EMPAREDADO».

Conociendo la «retranca» de don Pedro Muñoz Seca, autor de esa obra teatral, me dije: Esto del emparedado tiene «busilis».

¡Hay que investigar!

Consulto en la monumental obra de la Marquesa de Parabere (que no era marquesa) y veo que define al emparedado como «la presentación de un manjar entre dos canapés «.

¡Madre mía! ¿Y qué demonios es un canapé?

De nuevo responde la «no marquesa»: «presentación de un manjar sobre una rebanada de pan untado con mantequilla o frita, pero lo indica la receta».

¡Vaya!

La cosa empieza a estar clara.

Un emparedado manjar consiste en una pieza formada por dos «tabiques» de pan que en su interior «encierran un condenado de cosas ricas».

¡Claro!: Un picoteo delicioso para «abrir boca» como entrada a un banquete.

Bueno, pues vamos a degustar unos deliciosos emparedados siguiendo la fórmula, aunque un poco modificada, de Pilar Camino en su libro PLATOS DE ASTURIAS, recientemente reeditado.

Cortamos en dos mitades (en triángulo) unas rebanadas de pan de molde. Las untamos por una cara con paté de foie (de pato o de oca) y a modo de sandwich intercalamos entre dos de ellas una loncha de jamón ibérico.

Mojamos el pan con un poco de leche, pasamos por huevo batido y pan rallado y freímos en aceite de oliva bien caliente.

Dispuestos los emparedados en una fuente, se adornan con una corona de ensalada de lechugas variadas, tomate, etc.

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