POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)

En estos momentos donde el calor da buena cuenta del cambio de estación y se necesita de alguna fuente de frescor para paliar los estragos del mismo, traemos al presente una instantánea de 1956 donde se ve un grupo de muchachos acompañados por Jeromo «el guarda», hombre que enseñó a muchos a nadar en las orillas del Guadalquivir junto a las aceñas de las Monjas, en la parte baja de la azuda para evitar desgracias bajo los canales y remolinos de las mismas.

Me contaba un hombre mayor que una vez fue al río a bañarse de tapadillo con otros amigos. Su madre comenzó a llamarlo y una vecina le indicó que lo había visto ir hacia el Guadalquivir con otros muchachos. Ésta, ni corta ni perezosa, dice que bajo a por él, y cuando lo vio en mitad del agua mandó que saliese. A salir éste, y según me relata: «… mi madre me estuvo dando alpargatazos hasta que llegué a casa…». No volví a ir más sin los hombres que enseñaban.

Esto es un comentario de una persona de edad que cuenta como fueron sus inicios con su aprendizaje al nadar.

No obstante en épocas del pasado y en momentos donde no había personas vigilantes de los muchachos ocurrían multitud de desgracias por ahogamientos, de las cuales quedan muchas noticias en los documentos del Archivo Municipal y en prensa histórica. Algunos casos los daban por desaparecidos hasta que días o meses después encontraban los restos de las personas río abajo dando cuenta a las autoridades.

En la imagen también vemos un lebrillo el cual podía contener desde un poco de salmorejo a picadillo para que los muchachos pudieran reponer fuerzas el cual solían meterse en alguna covacha excavada en la arena para mantenerse fresco.