POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
De la mágica noche de San Juan que celebramos esta noche, escasas tradiciones van quedando en nuestra memoria, por lo que el texto siguiente pretende mostrar su recuerdo.
San Juan Bautista ha sido el santo, que por motivos no del todo claros, ha recibido un culto más intenso en todos los países cristianos de Europa, y su festividad, que coincide con el periodo del solsticio de verano, ha heredado una serie de prácticas, ritos y costumbres.
En un trabajo realizado de investigación, hace algún tiempo, sobre tradición oral en nuestra localidad, encuentré en esta noche de San Juan, varios apartados de hechos realizados: la predicción meteorológica, el amor, la salud la suerte, noche mágica…
En la noche más corta del año, a partir de las doce, el misterio, la búsqueda de la felicidad y la salud, mantiene la leyenda de un tiempo remoto.
Predecir el tiempo: A las doce de la noche se toman 12 cascos de cebolla que se colocan cuidadosamente a la intemperie, siguiendo el orden de los doce meses del año. Se coloca un poco de sal sobre cada casco de cebolla. A la mañana siguiente aquellos cascos que tengan la sal disuelta y más humedad son los meses en que las lluvias serán más fuertes.
La muerte: El miedo a conocer el momento de nuestra muerte aparece en esta noche. Llenas una cuba de agua y si ves tu cabeza completa reflejada en el fondo de la cuba, tendrás un año más de vida; si no contemplas la totalidad de tu cabeza, la muerte te rondará en un periodo cercano.
Otra de las tradiciones narradas nos indican: La persona debe estar desnuda, e ir poniendo en un cedazo, un poco de harina para cernerla a su espalda. La harina que va cayendo, reflejará a la mañana siguiente la fecha de la muerte de esa persona.
La salud: En distintas regiones se realiza recogida de hierbas con determinadas propiedades curativas, también los árboles son citados como medios de recuperar la salud, ante alguna enfermedad.
Bañarse desnudos en un río o el mar…produce determinados beneficios de salud.
Para curar la hernia o quebracía he visto publicado un trabajo sobre esta curación, en municipios del Norte de España: en el que numerosas personas, esperan la llegada de la medianoche, y quedan en manos de un hombre llamado Pedro, que pasa al herniado, por entre las ramas de un árbol, a uno llamado Juan. Los árboles van desde robles, encinas, higueras de las llamadas “infernales”…
En nuestra localidad, Juan Isaac Medina me contó la curación de su hermano Pedro. En la madrugada de San Juan se reunieron él, como Juan, y una tía suya llamada Juana. Se colocaron bajo las ramas de una higuera. Tomando al niño quebrado decían:
Tómalo Juan, Dámelo Juana, Enfermo te lo doy, Sano me lo devolverás.
Después me confirmó que su hermano curó al poco tiempo.
Para conocer la fortuna: Se toman tres vainas de habas. Una de ellas, totalmente repleta de habas; otra a medio pelar y otra vacía. Al llegar las doce se echan debajo de la cama.
A la mañana siguiente, sin mirar se toma una. Si es la repleta, te sonreirá la fortuna en ese año; si es la mediana, el año económico será regular, y si es la vacía será un año nefasto para tu economía y negocios.
El escritor Manuel Medina nos cita en su libro, “Los misterios de la noche de San Juan”. Que en esa noche, una lagartija, que debía tener dos rabos- narra todas las peripecias de esta historia- se introducía en una artesa con harina. Indicaba como el recorrido de la lagartija, dejaría escrito el número de lotería, que obtendría el primer premio.
Para conocer el nombre de la persona amada
Se escribían en varios papeles los nombres de las personas que podían interesarte o estar interesadas en conocerte y pedirte el noviazgo. Todos los papeles se doblaban y se echaban en un barreño de agua. Al día siguiente el que estaba abierto y flotando era el nombre de la persona con la que ibas a mantener relaciones amorosas.
Ese día por la mañana, bien temprano, se regaba la puerta de la casa, el nombre de la primera persona que pisara el agua, coincidiría con el de la persona con quien la regante se casaría.
En la noche mágica se prendía fuego a cardos silvestres de las cunetas o lugares cercanos. En cada cardo se había escrito el nombre de cada uno de los posibles novios que podrían tener las jóvenes. Lo que ardía era solamente la florecilla del centro. Al día siguiente el que florecía era el nombre del enamorado.
Hemos leído parecida tradición en Galicia y Extremadura, consistente en recoger los mozos y mozas, la tarde anterior flores del cardo silvestre. Queman las estrías y ponen la flor en un papel con un nombre. Las chicas ponen tantos nombres como pretendientes pueden tener y los muchachos hacen lo mismo. El cardo que la mañana de San Juan parece haber florecido más indica el nombre de la persona cuyo amor es seguro.
El cardo silvestre en flor ha sido considerado en algunas regiones o países, el símbolo del sol.
Noche de brujas, y espíritus
Otra de las tradiciones narradas, además de la aparición de brujas, nos indica que era la noche para invocar los espíritus.
A las doce de la noche se cortaba una vara de avellano, que actuaba como mediadora. Se colocaban cuatro sillas en el centro de la habitación, en torno a la vara de avellano, y se invocaban a los espíritus, que transmitían poderes mágicos a esta vara y a los invocantes.
Estas son un resumen de las múltiples “tradiciones” orales y escritas de la noche más corta del año, la noche de San Juan.