POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
El ficus de Santo Domingo cumplirá el próximo año su 125 aniversario. Al menos, según apuntó en su día Ricardo Codorniú y Stárico, firme defensor del medio ambiente y principal impulsor de la reforestación de Sierra Espuña y de Guardamar. De ahí el sobrenombre de ‘Apóstol del Árbol’. De ahí, también, el busto que la ciudad inauguró en 1926 y que hasta 2013 estaba bajo el árbol siniestrado. La obra de José Planes, tras su restauración, fue colocada en un parterre más alejado, precisamente, para evitar que la caída de una rama la dañara.
En su siglo largo de existencia se cuentan por decenas las ramas desgajadas. En alguna ocasión, como sucedió en 1926, durante una nevada. De igual forma, son incontables las podas que murcianos de varias generaciones le ha propinado al ejemplar. Ya a comienzos del siglo pasado, los vecinos de Santo Domingo propusieron talarlo porque les tapaba el sol de sus fachadas. Codorniú logró disuadirlos.
Luego excavarían un refugio antiaéreo en la Guerra Civil, que le afectó a las raíces. Pero, pese a los elementos y a los ayuntamientos de turno, siempre sobrevivió.
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