POR ADELA TARIFA, CRONISTA OFICIAL DE CARBONEROS (JAÉN)
Yo creo que lo del palo y la zanahoria solo funciona con los burros. Se pensó en ellos al escribirlo. Porque la historia demuestra que cuando se trata de aplacar ambiciones humanas, combinar palo y zanahoria no vale. ¿Un ejemplo? Si quieren, si les gusta la historia, viajamos juntos a Alemania. No a ésta. A la de después de la primera guerra mundial, allá por 1918. Resulta que, como su Kaiser, un megalómano, les metió en este fregao, los alemanes perdieron la guerra, la dignidad, y las zanahorias. Por eso los abuelos de Angela Merkel, esa rubia que ahora nos aprietan las tuercas y gana elecciones a porrillo, andaban cabreados con el mundo. Entonces echaron a Guillermo II y pusieron una republica, la de Weimar. Luego hicieron unas elecciones, rapiditas, y ganaron los moderados. Estos apostaron por la democracia, repartiendo más zanahorias que palos. Pero, ya se sabe: cuando las vacas son flacas, la libertad se desmadra y no hay nunca suficientes zanahorias. Todos quieren Mas, Mas…Y pronto pasó lo que pasó. Bueno, vuelvo a aquella Alemania, que se me ha ido el santo al cielo. ¿En qué estaría yo pensando con lo de escribir tanto “Mas” con mayúscula?
A lo que iba. Resultó que aquellos alemanes, para ver si salían del lío, hicieron una constitución enclenque, como eran ellos entonces, la de Weimar, y reforzaron en poder del presidente, por si las moscas. Esto le vino muy bien luego a un dictador, para romper la baraja; Eso tienen las constituciones enclenques, entonces y ahora. Pero no adelantemos acontecimientos. Así la cosa iba tirando, pese a la violencia callejera de los comunistas- los espartaquistas- y de la extrema derecha- los nazis-. Porque estos brutos no paraban de dar palos y exigir zanahorias. Pero, como la economía mejoró algo en los “felices 20”, ese régimen debilucho de Weimar se consolidó un pelín. Eso tiene comer todos los días, que se protesta menos. Pero pronto llegaron los coletazos de una crisis económica mundial a lo bestia, la del 29. Por su culpa la gente estaba en paro y con hambre. Desgracia que le vino bien a los comunistas y los nazis para ganar votos, dar palos a los otros y pedir todas las zanahorias para ellos. Así fue como un mediocre, un artista frustrado, un soldado resentido y un demente, llegó a Canciller en 1933. Se llamaba Adolfo Hiller. Pero a Adolfo esa zanahoria le parecía poco. Las quería todas, incluidas las de los comunistas. Entonces aquellos alemanes tontorrones le nombraron jefe supremo, y le dieron permiso para que administrara sus vidas, sus palos y sus zanahorias. Hoy dicen que no sabían quien era este pajarraco, pero yo digo que no es verdad. La realidad es que se sabía desde hacia años que este Adolfo, miembro del partido nacionalsocialista, era un nacionalista peligroso y un genocida. Y digo que se sabía porque el muchacho había publicado un engendro de libro llamado Mein Kempff– Mi lucha – mientras estuvo en chirona por golpista. Allí decía lindezas como esta: “si se hubiesen sometido de una sola vez a doce o quince mil judíos corruptores del pueblo a gases tóxicos, centenares de millares de alemanes.. hubieran sobrevivido en el frente.”. O sea, que sorpresas no hubo cuando este pajarraco decidió limpiar su “Gran Alemania” de los que no fueran arios. Lo hizo porque le votaron; porque prometió muchas zanahorias a los suyos. Luego pasó que este loco nacionalista todo se lo gastaba en propaganda y tanques, y que no quedó dinero para zanahorias. Pero los que le votaron ya no podían protestar, por miedo el palo. Lo peor es que hasta los listillos que mandaban en las democracias creyeron que dándole a Adolfito más zanahorias se conformaría. Y le daban más, y más. Sin darse cuenta que eso no funciona. Que a un nacionalista nada le parece suficiente, porque todo se le vuelve boca para zampar zanahorias, y mala leche para dar palos a los burros. Y así, por culpa del palo y la zanahoria hubo otra guerra mundial, y 40 millones de muertos. A lo que cabe preguntar ¿Es más culpable quien pide la zanahoria o quien la da? Lo siento. Me he enrollado, pero dice mi papelera que mis lectores son inteligentes y captan la idea.
Fuente: Diario IDEAL. Jaén, 26 de septiembre de 2013