POR FRANCISCO PUCH JUÁREZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDESIMONTE (SEGOVIA)
Soy poeta; hace ya unos años escribí un poema titulado “Elegía al toro bravo”, que es un cántico a figura, la estampa, la bravura, el coraje del toro en general, no sólo del toro de lidia.
Ya entonces, cuando estábamos empezando a manejar eso del “Facebook”, hubo alguien de uno de esos grupos que se proclaman amantes de los animales pero que en definitiva lo único que persiguen es cargarse la fiesta de los toros genuinamente española, colgó en Internet mi poema que cualquiera puede leer, con la intención de querer identificar mis elogios al toro con sus despropósitos antitaurinos.
Ahora que recientemente ha encontrado la muerte en una plaza de toros el diestro Iván Fandiño, esos defensores del toro pero enemigos de la vida de un ser humano, han colgado en los medios, toda clase de vejaciones e insultos contra la figura de un torero.
Y ahora que está a punto de cumplirse un año de la muerte en el ruedo de mi paisano Víctor Barrio, hicieron lo mismo contra él y su atribulada familia, esos desalmados perseguidores de la fiesta nacional, que se alegran de la muerte de un torero.
Si esos malandrines se creen que están haciendo algo en defensa de los animales, les preguntaría: ¿Qué hacéis en defensa de los pollos y las gallinas, de los cerdos y de los corderos, de las merluzas y las sardinas y en general de toda aquella especie animal que el hombre mata y se come? Ni una sola palabra en defensa de los animales, sólo alegrarse de que un toro mate a un torero.
Entre los animales domésticos que más sufren y padecen la legislación impuesta por el género humano, están los perros, contra los cuáles, los humanos han dictado unas leyes verdaderamente mortificantes: está prohibido llevarles sueltos, tienen que ir atados, no les puedes soltar ni en el campo, porque te multan; y lo más ignominioso y de mayor sufrimiento para ellos es que tienen que ir con bozal, cuando es más que sabido que el mejor y tal vez único medio de refrigeración que el perro tiene, es abrir la boca y sacar la lengua. ¿Vais a protestar por ese trato inhumano contra los perros?
A cuántos de estos inhumanos amantes de los toros les tendrían que atar y ponerles el bozal sujetándoles la boca. Es un decir.
Como muestra del poema “Elegía al toro bravo”, cuelgo aquí algunos de sus versos:
¡No salgas, toro, no salgas! Te gritan desde lo lejos, ¡No salgas, toro, no salgas!
Ya es tarde para el consejo.- Los clarines de la tarde, para ti suenan a muerte,
Pues no sabes, cuando sales, lo trágico de tu suerte; y te lanzas al albero
Queriendo comerte el mundo, sin saber que tu contienda, será un fracaso rotundo.
¡Toro, pobre toro! Y lanzas tu reto al viento con un mugido profundo;
Altanera la cabeza en tu cuerpo hirviendo sangre con los belfos entreabiertos
Queriendo beberte el aire rasgando con tus pitones las estrellas de la tarde
Que se te quedan prendidas del filo de tus puñales. ¡Toro, pobre toro!…
Se puede leer entero en internet.
Y que aprendan los cobardes que insultan a los valientes toreros, alegrándose de su muerte, porque mi Elegía al toro bravo va en ensalzar las cualidades del toro pero nunca en contra de la valentía y el arte de los toreros.