POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)

El que suscribe tiene, a veces, olvidos tan imperdonables como involuntarios. Un ejemplo; en mi última nota dejé sin consignar que el pasado 23 de mayo fallecía en Oviedo Magdalena Ovín Lafuente, a la edad de 84 años. Magdalena era viuda de Herminio Sánchez, con el que tuvo tres hijos; Luis Jorge, Juan José y Monserrat, y hay que decir que el matrimonio compuesto por Magdalena y Herminio regentó un bar en Piloñeta, que cerró sus puertas antes de que Herminio falleciera.

Y junio comenzó con la falta de más vecinos. Así, el viernes 2 fallecía, en su domicilio de Gradátila nº l5, César Montes Pandiella. César, al que siempre tuve en estima, tenía 80 años y era viudo de Alicia Canteli Martínez, con la que tuvo dos hijos, José Manuel y María del Carmen. Vinculado laboralmente a la Empresa Municipal de Aguas de Gijón, podemos decir que, con su falta, hemos perdido otro de los contados artesanos que quedaban en el concejo, experto en mangos, engazos y cayaos. Y, hablando de la EMA de Gijón, aprovecho para recordar la figura de Alfonso Coro Labra, buen amigo, fallecido hace tiempo, con el que viví anécdotas y mantuve diálogos inolvidables.

El sábado, 3, finaba en Oviedo la naveta Cándida Ordoñez Camblor “Cándi”. Tenía 92 años, había sido modista y era viuda de Ángel González Arias. La historia empezó cuando José Camblor Pérez, casado con Cándida Díaz Poo y más conocido como “Pepe Xastre”, (porque, en realidad, esa era su profesión), adquirió una casa (a José de Poo Ordoñez, vecino de Castañera) en La Plazuela de San Bartolomé, allá por 1878. La cual estaba, y sigue estando, pegada a la de José Agustín, en cuyo bajo se ubicó en su tiempo la Librería La Escolar. Se sabe que Pepe Xastre adquirió también, en 1900, una panera que estaba situada entre la casa y el río, y que elaboraba sidra, que luego repartía, especialmente por la parte de Bimenes, valiéndose de un carru y un caballo. Siguió con el negocio su yerno, Pepe Ordoñez, natural de La Polenava, el cual casó con Pilar Camblor Díaz, montando ambos un bar, en el que, aparte la sidra, se daban comidas. Por lo visto, era Pepe hombre emprendedor y negociante. Carpintero de profesión, fue, entre otras muchas cosas, representante de las máquinas de coser Singer.

Y, siguiendo con la historia, podemos decir que del matrimonio entre Pepe y Pilar, fueron hijas, por este orden, Cándi, la ahora fallecida; María Ascensión, mas conocida como “Maru la de la relojería”, que de soltera trabajó en el bar de sus padres y después, como es sabido, estuvo casada con Juan Rodríguez, natural de La Solana (Ciudad Real), el cual había sido peluquero antes que joyero, y Angélica, que murió joven. (Los mayores se acordarán de que, con Juan, los sábados, día de mercáu, cortaba el pelo mi tío Mariano Bárcena, el cual, a la par que movía las tijeras, solía mantener conversaciones de altísimo nivel con los parroquianos que acudían a la barbería).

Y, para finalizar esta relación, el día 10 fallecía en Oviedo la escabechera Adela Díaz Alonso. “Adelina”, que así la llamábamos todos, era hija de Ramón Díaz y de Corona Alonso, y tuvo como hermanos a Jesús, Maruja y María Luz, ya fallecidos, y Conchita, Carmen y Tino. Pese a su delicada salud, Adelina, que durante un tiempo residió en Nava, tuvo siempre una sonrisa agradable para todo el mundo, y fue un ejemplo de coraje y de ilusión por vivir, conservando hasta el final el interés por mostrarse arreglada y elegante. Y, como uno puede elegir entre sus recuerdos, me quedo con el de su menuda figura cantando, en el coro de la iglesia parroquial de Ceceda, la misa de los domingos, con Guillermina, o Miguel, al armonio.

En otro orden de cosas, quedaron atrás San Antonio y el Corpus Christie y, mientras el resto del país aguanta el calor, nosotros estamos pasando por días de cielos cubiertos y nubes bajas, que mantienen la temperatura relativamente fresca y agradable, y contamos, también, con los efectos del orbayu de San Juan, que no suele faltar a la cita. En fin, cosas de la primavera.

Descargar PDF:
20170623 La Nueva España Pag 13 La Plazuela 1878