POR ANTONIO ORTEGA SERRANO. CRONISTA OFICIAL DE HORNACHUELOS (CÓRDOBA)
Sol de Agosto, sobre el coso
entre minas y olivares,
fue su última corrida
en la plaza de Linares,
un toro llamado “Islero”
le dio muerte a Manolete
el mejor de los toreros.
Sale el quinto de la tarde,
y ya en el redondel
resopla como un poseso;
toro negro, “entrepelao”
con buen trapío y “bragao”
con trazas de “envenenao”.
Sale el diestro “apresurao”
y lo cita con respeto.
Se arranca el toro con fuerza
desde el centro del ruedo
y en su potente carrera
saltan esquilas de albero.
Manolete, lo recibe
En el centro de la plaza,
con lances y Gaoneras,
Chicuelinas y Verónicas;
y el capote parecía
que hasta coplas le cantaba.
Y la gente enardecida
sólo “olés” pronunciaban.
Qué cuernos tiene ese toro,
las puntas finas y largas,
que cuando remata en tablas
se clavan como navajas.
Ya salen los “picaores”
para la suerte de varas.
El toro solo, ante todos,
lo acerca el diestro con pausa
y el picador sin piedad,
hasta tres varas le clava,
en lo alto del morrillo
de donde la sangre mana.
De pronto se oye una voz,
Incluso malhumorada:
¡Déjalo ya Ramón! Déjalo…
Que “pa” matarlo estoy yo,
aunque me duela en el alma.
Con clarines y timbales
se cambia el tercio de varas.
Ya empuñan las banderillas
los que se visten de plata,
dispuestos a clavar también
sus arponcillos con saña.
Desde el centro del ruedo
lo citan con elegancia,
el toro duda un momento
pero de pronto se arranca.
El subalterno con gracia
las banderillas le clava
adornándose en la cuna
de sus afiladas astas.
Le ponen unas tras otras
en el centro de la plaza,
los tres pares adornados
con la bandera de España.
Manolete brinda el toro
a una persona cercana.
Es don Álvaro Domecq,
comenzando la faena
con la muleta muy baja.
Derechazos, naturales,
redondos, “manoletinas”
y filigranas de espaldas.
Después del pase de pecho
hace un desplante con gracia.
Y ya para terminar…
Ya le han traído la espada,
se perfila con finura
y cuando el estoque clava
“Islero” clavó su cuerno
en la ingle destapada.
Lo hiere en la femoral
y en la plaza se desangra,
los dos caen sobre la arena
yertos por las “estocadas”.
La sangre de Manolete
como una rosa temprana
se funde con los claveles
que le arrojaban las damas.
Cuadrillas y monosabios
llevan al torero en andas.
Corriendo a la enfermería
aunque remedio no haya.
Le ha seccionado la vena
y la vida se le escapa.
La gente deja la plaza
cabizbaja y en silencio,
por la tragedia vivida
en aquella tarde aciaga.
Doblan campanas de duelo
en una torre cercana,
se oyen plegarias y rezos
en las calles y las plazas…
Y una madre desde Córdoba
que su regreso esperaba…
llora lagrimas de sangre
por que su hijo está muerto
amortajado en su cama.
¡Ay! Manuel, Manuel Rodríguez,
Torero de cuerpo y alma.
Te lloran los que te amaban.
Y tú has muerto como querrías,
¡En el centro de una plaza!
Dedicada con todo mi cariño
a ADRIÁN HINOJOSA…
El niño que quiso ser torero.
Y que toreará en cielo con ‘Manolete’
Córdoba, 8 de Abril de 2017