POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MJURCIA)
Aquellos años, posteriores a la contienda civil española, los vecinos de mi pueblo, ante las calamidades y escasez de la vida que existía de casi todo lo necesario para subsistir, de lo único que podíamos disfrutar era de darnos largos paseos por la carretera del “molino»; antiguo camino de «la era».Paseos que por supuesto eran gratis».
Generalmente, nos vestíamos con las mejores ropas y galas que teníamos y nos dábamos la satisfacción de pasear al aire libre y sin contaminación. La carretera era de piedras apisonadas y tierra. Por tal motivo, cuando hacía viento, nos llenaba de polvo y nos cegaba los ojos. Los únicos vehículos que podían perturbar las tranquilas caminatas, desde la punta del pueblo hasta la capellanía a la altura del Cementerio Viejo; ya clausurado eran los carros, los animales de carga y algún rebaño ganado: apenas transitaban coches o camiones.
Al caer la tarde y, por las noches en épocas de verano, así como los días festivos y sus vísperas, nos juntábamos las pandillas de amigos y algunas amigas, y nos dábamos largos paseos. El pollo de los árboles grandes, estaba ocupado por personas mayores que tenían dificultades para caminar y algunas mujeres casamenteras que se apostaban en la penumbra para controlar las andanzas y correrías de los jóvenes.
Dicho paseo estaba y está, flanqueado por las huertas regadas por las aguas puestas en la superficie por la aceña de le familia Ortega Garrido. En la parte norte, se encontraban las tierras regadas por la contra aceña, propiedad del Conde Heredia Spínola. Este paraje, que ya había dejado de cultivarse, recibe el nombre de «La Glorieta».
En efecto, desde el año 1940, dejaron de regarse dichas tierras y los cangilones de la contra aceña quedaron apilados como si fueran un montón de chatarra. Estas tierras, gracias a las gestiones del Alcalde Gumersindo Cascales Carrillo, fueron adquiridas por el Ayuntamiento.
En dicho terreno se construyó un campo de fútbol para sustituir al que existía en el paraje de «Las Lomas»; que estaba inservible. En dicho terreno, bordeando el paseo de la carretera del molino, por la parte norte, se construyó dicho campo de deportes, gracias a las gestiones de los alcaldes Aurelio Hita Carrillo y Luís García Fernández.
A dicho recinto deportivo, en pleno paseo, se le denominó campo de deportes «La Glorieta»; inaugurado el día 8 de octubre del año 1944, actuando de madrina, y haciendo el saque de honor, la señorita Luz Tomás y Valiente y siendo capitán del equipo local Jesús Garrido «el de Pablito».
Recién inaugurado el campo de fútbol de «La Glorieta», era una gozada comprobar cómo, niños y mayores, capitaneados por el maestro Bienvenido Campoy López y el párroco José Muñoz Martínez, nos dábamos cita, todas las tardes, en «Los árboles grandes» para, desde allí, por el paseo de la carretera del molino, acceder al campo de deportes.
Los domingos y días festivos, todos salíamos a pasear y nos asomábamos a la orilla del terreno de juego, colindante al paseo de la carretera del molino, y nos mezclábamos con todos los aficionados.
Este lugar, antiguo «Camino de las Eras», fue el itinerario del paseo de todos los vecinos, tanto de hombres como de mujeres así como de jóvenes y mayores. El paseo desde «la punta del pueblo» hasta «La Capellanía», era el lugar de esparcimiento entre los años 1940 a los 1960.