POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
Esta calle, trasera de San Bartolomé, o calle del Postigo, debe su nombre posiblemente al Postigo que existía de madera en la parte trasera de la Parroquia de San Bartolomé donde hoy se alza el altar del Cristo de Limpias.
En los libros aparecen dos visiones diferentes. En una, la más aceptada habla que la calle toma su nombre por la puerta falsa que se abrió de la Parroquia Mayor en el siglo XVIII. La otra y quizá es la que mejor pueda adaptarse a esta denominación, se nos crea tras ver esta fotografía a fines del siglo XIX o inicios del XX, donde se ve un apóstol con su calavera y su Cruz de besar, ante las puertas que protegían la imagen venerada en este emplazamiento antes de la Guerra Civil.
Estos apóstoles llevaban el pelo de rafia, con su corona de espinas, cartela con su nombre y sus atributos de calavera y Cruz, la cual iban dando a besar a la gente asistente a la procesión de la Vera Cruz. Existe un buen dibujo perteneciente a la familia de mi amigo y compañero José León Solis donde se ve perfectamente el texto, «para dar a besar».
Este rincón es uno de los más fotografiados de la localidad por su color rojizo de la piedra molinaza, sus escudos, dinteles y carácter tradicional propio. Dicha calle comenzó a mejorarse en torno a 1864 momento en el que se empedró y embaldosó, decidiéndose que sus aceras fueran de buena piedra de molinaza. No obstante en 1871 hubo de acometer nuevas obras para restablecer algunas mejoras de aquel tiempo.
También sabemos que la oscuridad era muy propia de este lugar por lo que algunos religiosos y en especial el vicario D. Juan Antonio del Peral y Buerrostro mandó realizar un altar, que posiblemente coincide con éste que se conserva, para evitar que las gentes en fiestas, corridas de toros y reuniones fueran a hacer sus necesidades en las traseras de la Parroquia Mayor. De hecho dos años antes de morir, en 1799, mandó levantar el que se conserva en la Plaza de España dedicado a San Rafael.