POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)
Pasó julio, con tiempo irregular, y con él se fueron, también, Leonides y Luciano. Leonides Argüelles García lo hacía el día 29 en su casa de Buruyosa-Priandi. Tenía 78 años y era viuda de Diego Vigón Montes (que había trabajado en la mina de Solvay), con el que tuvo tres hijos; Diego, Ana María y Blanca Esther. Y el 3l finaba en Pola de Siero, a los 84 años, Luciano González Fernández, “Luciano el de El Parador, de Nava”.
Y entró agosto con la misma tónica. Una de las cosas que tiene esta tierra nuestra, en cuanto a clima se refiere, es que, estando a primeros de agosto según el calendario, el tiempo imperante, fresco y lluvioso, nos brinda la oportunidad de disfrutar, por adelantando y sin apelación posible, de las características correspondientes a días plenamente otoñales.
Casi siempre hay que lamentar la marcha de personas conocidas y, en este caso, el mes se estrenaba con la de Nemesio Alonso Rodriguez, “Mero”, que fallecía el día 6 en Oviedo. Buen amigo y compañero, Mero el de La Cuesta, hijo último de Tochi y de Marino, tras finalizar sus estudios atendió, durante un tiempo, la Biblioteca Pública Municipal de Nava, cuando ésta se ubicaba en la anterior Casa de Cultura, desarrollando una labor que aún se recuerda, pasando después a trabajar, y residir, en el concejo llanisco, en el que también contrajo matrimonio, con Mari Carmen Sobrino, y tuvo una hija; Lorena. Mero, que contaba 64 años, descansa para siempre en el camposanto de Posada de Llanes.
Después, el 7, finaba en su casa de El Cantón-Ceceda José Antonio Redondo Alonso, más conocido como “Toño, o Toñín, el del Cantón”. Toñin, que estaba soltero y vivía con su hermana María Asunción, “Chelo”, era hijo de Patrocinio Alonso, “Patro”, y de Pío Redondo, en cual, cuando joven, emigró a La Habana, con sus primos Zoilo y Gerardo Cueto, habiendo trabajado, como dependiente, en los famosos almacenes “El Encanto”, según me cuenta mi amigo Agustín. Con ayuda, hacemos memoria de las familias respectivas de la madre y del padre de nuestro estimado Toñín, orden de nacimiento aparte, pues no dispongo de él, y vemos, a continuación, el resultado.
Patro era hija de José Alonso Rubio, de Fresnadiellu-Ceceda, y de Higinia Redondo Pérez, de Ceceda, y tuvo como hermanos a; Alberto, Celestino, Corona, Aquilino, José, Agapito y María del Carmen. En total, ocho, con Patro. Y Pío, que fue el hijo primero, tuvo como madre a Asunción Cueto, de El Campulotu, y como padre a Florento Redondo, de La Teyera-La Vega-Ceceda (hermano, por cierto, entre otros, de mi abuelo Celesto). Y fueron hermanos suyos; Inés, José Antonio, Resurrección, Leonor, Avelino, Ramón, Susana y Celestino, es decir, nueve en total.
Por último, el 8 nos dejaba María Luisa Sierra Espina, “La Roxa la Caneya”, a los 82 años. María Luisa, que se había casado con José Luis Berros Mayor, del que estaba viuda, y con el que tuvo una hija, Ana Isabel, era, a su vez, hija de Luis Sierra, “Chicho la Caneya”, de La Caneya-Nava, y de Emilia Espina, “Male”, de La Cabaña-Tresali, y tuvo como hermanos a Constantino, Enrique (compañero ferroviario) y Luis Sierra Espina, que regentó un bar en Cezosu.
Y tan revuelto anda el tiempo, y tan desorientados nos tiene, que la gente en Ceceda, el pasado martes, al salir de la iglesia donde había tenido lugar el funeral por Toñín, percibía el sol templado que nos brindaba la tarde no como algo molesto, sino como una caricia que se recibía con agrado.
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