POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Bueno, bueno, bueno…Como es mi norma de «abuelo Cebolleta», no puedo evitar contarles recuerdos de mi niñez-adolescencia; es decir, de cuando «la dictadura-dura».

Tiempos -dicen- «de fame», de escasez y de racionamiento, de gasógeno para los automóviles y autocares, de las pastillas OKAL y de los bombones de azufre para curar las invasiones de lombrices en el intestino, de alpargatas, de chanclos… y de madreñes… Y de romerías y bailes al son de los altavoces El Risueño y de las músicas de orquestas pueblerinas…

Había quien tenía «bicicletes» y hasta había talleres para arreglar pinchazos y poner radios a las ruedas. Y algunos pudientes tenían «amotos» (así denominábamos a las motocicletas) de marcas muy conocidas: Sanglas, Triumph, MV, Montesa, Guzzi, Harley… Otros menos pudientes tenían «motorinos», que eran los ciclomotores de entonces: GAC, Derby, Gimmson, VeloSolex…

Los ricos muy ricos y los emigrantes retornados de «les Amériques con posibles», tenían coches despampanantes que llamábamos «haigas».

Hasta las marcas llamaban la atención: Cadillac, Studebaker, Dodge Dart, Chevrolet, Mercedes, Rolls, Citroen, Renasult, Ford….

La clase media currante ahorraba para disponer de un Seat-600, de un Citroen-2 CV, de un «Topolino» Fiat… y los de «quiero y no puedo», de un Biscuter (que algunos llamaban «pixicuter») o de un Isseta (que llamábamos «huevo»).

Han pasado años, muchos años, desde entonces. Y para recordar aquellos tiempos de viejos cacharros (que hoy cuestan un dineral) la colunguesa CAFETERIA JMAGOVI, bajo la sombra de la Guzzi del abuelo Bene, organiza este próximo sábado la 2ª Concentración de Motos y Coches Clásicos en la Plaza del Monumento.

Un acto que se suma a los programados para la fiesta de San Hilarión, santo patrono del barrio del Solriveru.

Allí estaremos para disfrutar de añoranzas.