POR DOMINGO MURCIA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
La Virgen de Valdefuentes, patrona de la localidad cacereña de Montehermoso, se nos muestra con una talla románica de madera, que representa a la típica Maternidad, la Virgen con el Niño. Es una de las imágenes más antiguas de Extremadura, pues data de la segunda mitad del siglo XII: por sus características y contexto histórico (según veremos ahora).
La talla de María tiene una particularidad concluyente, ya que presenta un hueco de considerables dimensiones en su espalda, procedimiento que servía para sanear la madera y aligerar el peso, pues las vírgenes de esa época las llevaban los ejércitos en campaña (eran incrustadas en la silla de montar de los caballeros cristianos): en este caso, la reconquista del valle del Alagón.
De todo lo anterior se deduce que la leyenda que después expondremos es verosímil, y que debió ser ocultada en ese lugar durante el proceso reconquistador de la Atalaya, como paso previo para que los leoneses hicieran lo mismo con Galisteo y Coria.
La Atalaya de Pelayo Velídiz data del siglo IX, como pequeño castillo árabe que se erige sobre un montículo ubicado en uno de los meandros del Alagón (junto a un asentamiento romano). Realmente, se trataba de una avanzadilla que protegía las espaldas de las dos localidades antes citadas.
Alfonso VI la conquista por vez primera en 1077, como paso previo para hacer lo mismo con Coria (1079, aprovechando la decadencia de los reinos taifas). Y se la dona a su mayordomo Pelayo Vellido (o Velídiz), de donde derivaría su posterior denominación.
Pero, tras la derrota de Zalaca (o Sagrajas) en 1086, pasa a manos almorávides durante bastantes años.
Habrá que esperar a que el hijo del anterior, Alfonso VII (el “emperador”, de Castilla y León, 1126-1157) la conquiste, para hacer lo mismo con Coria en 1142. Incluso hubo varias razzias posteriores entre cristianos y almohades, porque de nuevo hallamos que Fernando II de León (1157-1188) vuelva a conquistar La Atalaya en 1170. En 1181 ya está integrada en las tierras leonesas y, dos años después, el citado monarca dona la fortaleza a la catedral de Santiago de Compostela (por eso hay una antigua ermita santiaguista a su vera).
Concluyendo: en una de esas contiendas, en la que los leoneses son repelidos por los árabes, esconden la imagen en el hueco de una encina para que no caiga en manos sarracenas.
Pero, según cuenta una leyenda local muy antigua, la imagen fue encontrada en ese lugar en el siglo XIII por los primeros habitantes del entorno de Montehermoso (pues aún no existía este municipio), en la dehesa de Valdefuentes, cerca de la mencionada Atalaya. Lo que cuadra perfectamente, tanto con los rasgos de la talla como con el proceso histórico narrado.
A partir de entonces, se erigirá un templo para acoger a la imagen, edificio de estilo popular y construcción imprecisa, pues ha sido ampliado y muy restaurado a lo largo de los siglos (el último, a finales del XX).
Esa evolución constructiva corría pareja a las celebraciones religiosas y festivas. De tal modo que, aunque ignoramos la fecha exacta (aunque yo me inclino que fue durante el siglo XVIII, época en que se generalizan en toda España), se inician las Romerías (2º domingo después de Pascua), que prosiguen hasta nuestros días.
Incluso, coincidiendo con la festividad de la Natividad de María (8 de septiembre, cuando se conmemoran casi todas las advocaciones locales de la Virgen), surge también una Feria que, antiguamente, se celebraba en la propia ermita: comenzando el día 6 y culminando el 8. En ella, las transacciones ganaderas, la compraventa de todo tipo y los bailes se asociaban con los actos religiosos. Y a la misma acudían, tanto desde las numerosas dehesas de su entorno, como de Montehermoso –como es evidente– y otros pueblos de los alrededores (algo así como la Feria de San Marcos en el Arañuelo). Era un momento clave de solaz: entre las finalizadas tareas agrarias de verano y la inminente sementera.
Pero, posteriormente, esa feria y fiesta religiosa se traslada al pueblo, con similares ceremonias. Para la que trasladan la imagen a la localidad en los días previos. Aunque surge una novedad: la de las “Cuadrillas”, con el protagonismo de los distintos barrios del pueblo.
Con la crisis agraria, la feria de ganados desaparece (que yo conocí muy bien en mi infancia y juventud, ayudando a mi padre). Y, con las modificaciones del calendario festivo, ya sólo prevalecen los actos litúrgicos sobre algún que otro evento profano y cultural.
¡QUIÉN LO IBA A DECIR! ¡SI LEVANTARAN LA CABEZA NUESTROS ANTECESORES!…