UN YACIMIENTO FUE DESCUBIERTO EN EL AÑO 1969 POR UNOS CHAVALES DIRIGIDOS EN SUS PESQUISAS POR LUIS DÍAZ, PÁRROCO DE PORTMÁN POR AQUELLOS AÑOS, HISTORIADOR DEL TROVO Y CRONISTA OFICIAL DE ÁGUILAS
La asociación cultural Cartagena de mi Alma organizó recientemente una excursión a Portmán para disfrutar de la paz de sus calles y de algunos edificios emblemáticos, como la casa imponente que mandó edificar su propietario Miguel Zapata Sáez (1841-1918), más conocido como el tío Lobo.
Se trata de una villa de recreo en la que destaca el mirador tipo templete, volado sobre la calle y rematado con una cúpula de zinc, algo tan característico de un Modernismo en suelo minero. A pesar de su declaración de bien de interés cultural (BIC) la mansión se halla en lamentable estado de conservación.
La excursión diseñada por Diego Campillo prosiguió hasta el pequeño Hospital de Caridad, construido en 1882, según los planos del arquitecto Carlos Mancha y destinado a atender a mineros accidentados y a particulares de pago. Hoy es un museo arqueológico, casi siempre cerrado, que alberga célebres mosaicos, uno de ellos el de mayores dimensiones de la región, procedentes de la villa romana conocida como del Paturro. Aquel enclave, a las afueras del pueblo, estuvo dedicado en aquel periodo histórico a la minería y más tarde a la elaboración de salazones.
A pesar de que está catalogada como BIC, la mansión del tío Lobo se encuentra en un estado lamentable
El yacimiento fue descubierto en el año 1969 por unos chavales dirigidos en sus pesquisas por Luis Díaz, párroco de Portmán por aquellos años, historiador del trovo y cronista oficial de Águilas. Paturro es el apodo que recibió el propietario de la finca, relatándose la anécdota que el agricultor ganó una partida de billar al general Requena, gobernador militar de Cartagena de 1843 a 1844, quien exclamó ante su derrota: «¡Cómo es posible que me gane un paturro!» Un vocablo que podemos considerar compuesto de patán y cazurro.
Luego descendimos hasta la playa del Gorguel, reclamando poderosamente nuestra atención un bello paisaje cultural que todos podemos y debemos conocer. Parece increíble que la sierra minera esté protegida con categoría de Sitio Histórico, encontrándose sus elementos ‘protegidos’ en el estado que detectamos Y sigue siendo bella en su grandeza serena.
Mañana memorable para el goce del patrimonio arquitectónico, arqueológico, paisajístico y del patrimonio inmaterial, al rememorar la llamada velada social de Portmán en la que compitieron el trovero Marín y El Minero, defendiendo el primero a los patronos y el segunda a los trabajadores. Distintos investigadores proponen fechas opuestas para aquella lucha de clases en verso, fijándola Ángel Roca en el año 1918.
Recordé a los presentes algunos episodios de la vida y leyenda del mítico tío Lobo, arquetipo del capitalismo minero en nuestra zona, tal y como fue calificado éste personaje por el profesor Augusto Priego de Lis en el número 12 de la revista ‘Cartagena Histórica’. Por cierto, todos los números de esta publicación están disponibles de manera gratuita en la web del Archivo Municipal de Cartagena. El sobrenombre es explicado por diversas tradiciones orales cuando siendo joven una manada de lobos atacó el rebaño familiar, a su cargo, en El Mirador (San Javier), su localidad natal. Miguel abatió de un certero disparo un ejemplar cuya cabeza disecó, conservándola toda su vida.
El tío Lobo
Tras intentar varios negocios que no fructificaron como la pesquera y la explotación de unas salinas, abre un ventorrillo en El Llano del Beal, en los años 60 del siglo XIX, donde prestará atención a las diversas informaciones que le llegan de unos y de otros sobre las riquezas ocultas que habían desatado el ‘boom’ desde la década de 1840. No contento con la exitosa explotación de minas sumará dos fundiciones en la misma localidad de Portmán y la empresa La Maquinista de Levante (1890) de La Unión, destinada a producir maquinaria minera pesada, calderería y motores para sus explotaciones y para otras empresas de Cartagena, La Unión y Mazarrón.
El inquieto Miguel Zapata conoce en Inglaterra el uso de cables teleféricos para el transporte de mineral e instalará dos aquí para facilitar el acarreo del material extraído hasta el puerto de Portmán. También lo hará en sus minas de hierro en Cehegín con destino a la estación de ferrocarril de Calasparra. El Lobo controlará todo el proceso productivo al contar con lavadero de minerales y un buque, consiguiendo para el puerto de su pueblo adoptivo la denominación de primera clase, equiparable al de Cartagena. Sufragó la construcción de la iglesia e intervino para que accediese a la categoría de parroquia, antes de que lo hiciese La Unión, con mayor población.
Así mismo su actuación fue determinante para que este núcleo contase con cuartel de la Guardia Civil. Eso sí, no logró segregar Portmán del municipio unionense, aunque lo intentó
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