POR ADELA TARIFA, CRONISTA OFICIAL DE CARBONEROS (JAÉN)
Tengo parientes en Barcelona. También amigos. ¿Quién no tiene un ser querido en Cataluña? Es que la Cataluña actual no existiría sin andaluces, murcianos, madrileños o extremeños, entre otros. Ellos han hecho grande a esa región española. Le han dedicado su vida, y le han regalado la de sus hijos y nietos.
Casi todos mis conocidos se fueron a Cataluña porque antaño en la tierra nativa había mucha pobreza. Cataluña tuvo siempre un trato privilegiado a la hora de instalar allí las mejores industrias, los mejores medios de comunicación. Desde que con Felipe V- rey centralista, como buen francés-, se implantaron los Decretos de Nueva Planta y los catalanes pudieron hacer negocios con la América hispana, esa tierra subió como la espuma. Sí, Cataluña es más rica que el sur y centro porque todos los gobernantes la mimaron, como se mima al hijo prodigo. Es que aquellos hijos perdían el sentido de vez en cuando y convertían en reyes a sus condes. Hasta el más desconocedor de nuestra historia sabe que Barcelona fue eso, un condado, del reino de Aragón. En una ocasión, hace siglos, tanto se les fue tanto la pinza que pidieron al rey francés que les admitiera como súbditos, una especie de asilo político. Hasta que se dieron cuenta de que eso era un disparate, porque los monarcas galos eran infinitamente más mandones que los españoles. Si se unían a Francia se acababa para siempre los de ser el ombligo nacional. Entonces sus aristócratas y burgueses decidieron que como mejor se vive es exprimiendo a la vaca; instalados en el victimismo. Si algo cala en los ciudadanos de a pie es un discurso que suene así: mi mama no me mima. España me roba. Es lo mismo.
En la Segunda república, por no irme a la prehistoria, aprovecharon de nuevo los problemas generales que afectaban a este país para tirarse al monte. Ellos siempre inician la cacería cuando ven que el animal a abatir esta débil o herido. Así declararon su independencia. El gobierno republicano tuvo que desgastarse para impedir tal ilegalidad. A la segunda república le hizo mucho daño ese pulso catalán a lo bestia. Ya sabemos en qué acabo aquello. Luego Franco entró con mano dura, pero a la vez siguió discriminando positivamente a los catalanes. Mientras en casi toda España no había trabajo para nadie, los catalanes admitían mano de obra a espuertas de las regiones menos favorecidas por el franquismo. Allí vivían los inmigrantes hacinados, currando de sol a sol, hasta logra una vivienda social. Serrat los retrata muy bien en sus canciones.”Vale que…”. Soñaban con mandar a los hijos a escuelas y universidades del Estado español, para que no padecieran lo mismo que ellos. Con el tiempo los hijos y nietos salían de estos centros adoctrinados para nutrir el independentismo, y renegaban de sus antepasados.
Todos sabemos que un porcentaje alto de los catalanes tiene sus ancestros fuera de allí. Su árbol genealógico es en buena proporción andaluz. Incluso Puigdemont proviene por una rama de La Carolina, pues su abuela materna nació en este lugar, capital de las Nuevas Poblaciones. Parecen que llegaron desde Almería para trabajar en las minas. Aunque pasado un tiempo vieron que en Cataluña se viviría mejor. A juzgar por el cargo del biznieto, no les fue mal del todo. Si un abuelo picaba en las minas de Jaén para llevarse el pan a la boca y él vive como un rajá y gobierna Cataluña, será porque le dieron facilidades los que mandaban en esa España que tanto odia. Más facilidades que a sus abuelos andaluces, desde luego. Sin embargo ahora no se conforma con ser presidente de una comunidad autónoma. Desea serlo de un Estado, y para ello no tiene pudor alguno. Si es preciso parte Cataluña en canal, reniega de los orígenes y falsea la historia. Estos independentistas con tronco más español que el jamón serrano saben que ya es sencillo engañar al pueblo. Hubo una estrategia largamente planificada. Llevan décadas comiendo el coco a las criaturas desde que nacen. Allí no queda joven que no haya escuchado de la boca de sus profesores, de la TV catalana, de los políticos de la generación Pujol, que España es mala. Que ellos son una nación desde el paleolítico. Su mayor triunfo fue ver como las competencias educativas pasaron a los CC.AA. Cuando se implanto la Logse respiraron tranquilos. Era cuestión de esperar. Y esperaron a tener amueblados a su gusto los nuevos cerebros catalanes. Esto no me lo han contando. Tengo en mis manos libros de texto de escuelas en institutos catalanes, y modelos de sus pruebas de selectividad. El diario El País me pidió hace unos años hacer un estudio comparativo de los contenidos de esas pruebas en toda España, en lo relativo a Historia. Está publicado tal informe, y lo guardo. Es evidente la manipulación de la historia. De esto no solo son culpables los catalanes. Qué cada cual cargue con lo que le toca. Yo sigo pensando que la Logse, ley nacional, fue el método más eficaz para acunar la fiera del independentismo. ¡Ah¡ Mi papelera dice que, con otras siglas, sigue vigente tal ley. O sea…