LA PLAZA DE LAS TENDILLAS • LUGAR DE ENCUENTROS Y ENTRETENIMIENTOS
Sep 23 2017

POR FRANCISCO PINILLA CASTRO, CRONISTA OFICIAL DE VILLA DEL RÍO (CÓRDOBA)

Plaza de las Tendillas (Córdoba).

Este espacio de la ciudad nombrado La Plaza de las Tendillas, que identificamos como el centro de Córdoba y por todos está considerado como el epicentro de la ciudad, es el más bonito, bullicioso, alegre y concurrido de toda ella. Es el lugar de encuentros, pasatiempos y entretenimientos de todos.

La relación de los numerosos actos culturales, populares, religiosos, acrobáticos, musicales, y de recitales celebrados en ella sería interminable, así que por mi parte voy a ocuparme del diario devenir a la misma y poco más, dado que es mi propósito ser breve en este artículo.

La Plaza de las Tendillas, es el centro y fin del caminante, del turista y del jubilado, del abuelo que en un carrito con toldo y empuje manual pasea a sus nietos-bebés y donde las madres llevan a sus niños para enseñarles a dar los primeros pasos, vigilantes de que no se caigan y tomen miedo al caminar y mientras contemplan la bellísima escultura ecuestre de El Gran Capitán, fabricada en bronce a excepción de la cabeza, que está labrada en mármol blanco, obra del escultor cordobés Mateo Inurria, que está colocada en un pedestal sobre la fuente central.

La fontana está formada por dos estadios; el segundo, a un nivel superior, está cerrado por un muro de granito y encierra un lago en redondo, y de muchos puntos de él surgen chorros que elevan el agua a poca altura. El agua sobrante de este lago vuelca al primer estadio o nivel, del mismo material y forma cuadrada, formando en su caída una cascada circular con un armonioso sonido acuífero.

Son muchas las personas que se sientan en el borde del mural cuadrado para sentir el chorreo cantarino y constante en la fuente, y en los días calurosos del verano, como distraídas, dejan sus manos descolgadas para que se mojen, mientras disfrutan el momento con placidez.

Delante y detrás de esta fuente principal, la ingeniería moderna ha instalado un conjunto de fuentes formadas por chorros sueltos que elevan el agua hacia arriba, alineados de 4 x 4 chorros, los cuales el Municipio pone en servicio en verano en horas especiales para que sirvan como espectáculo y también para refrescar el ambiente. Estas fuentes a ras de suelo resultan altamente atractivas y muchos aficionados a la ducha las utilizan para darse un refrescón. También, algunos conjuntos de ballet han actuando entre ellas, con gran éxito entre los asistentes a la Plaza.

Entre el mobiliario urbano, destacan sus llamativos bancos de granito con forma de jardinera, dando cada uno vida a cuatro naranjos, y en la tierra que cubre los pies de los mismos se cuidan y crecen bellísimas y variadas plantas florales, que con curiosidad y admiración contemplan los paseantes para deleite de los sentidos; mientras, al visitante, a las jóvenes parejas y a las tertulias de inquietos estudiantes, les ofrecen sus asientos y sombra para descansar.

Estos bancos, asientos necesarios en las plazas y jardines, están construidos de forma especial, dan vista a los cuatro puntos cardinales y reciben a diario gran número de personas a las que alivian de su caminar, con reposo, sombras, frescor, tranquilidad y alegría, ofreciéndoles al mismo tiempo la contemplación de un movido espectáculo de vida y de color a su alrededor.

La Plaza de las Tendillas, adquiere vida desde el amanecer, los vendedores de prensa, acuden muy temprano a sus quioscos, para extenderla luciendo las portadas en los escaparates de forma exquisita, y que la clientela fija de la banca, comercio y ambulantes de tiempo corto, con rapidez puedan recogerla, los que con aire rápido dan los buenos días al quiosquero, tiran del periódico y entregan el valor del artículo que ya de antemano traen preparado. Luego ya más sosegados durante todo el día no faltan los jóvenes que vienen a cargar los móviles, las señoras por las revistas de moda y los niños por sus chucherías.

La Plaza de las Tendillas, es un lugar de la ciudad muy visitado y aunque no tiene aceras, las personas mayores, a no ser que tengas que cruzarlas, prácticamente circulamos por ellas, o sea por el camino teórico que se une a los edificios, aunque muchas veces es incómodo andar por ahí, por la gran cantidad de gente que la usa y el poco espacio que dejan los veladores de las terrazas para los transeúntes, pues los locales bajos de los edificios, en su mayoría están ocupados por heladerías, bares y cafeterías que usan de estos espacios.

Otro motivo para la atracción y la comodidad del visitante son las butacas de los veladores de los bares instaladas en el exterior, están cubiertas con parasoles durante todo el año, en prevención del sol y de la lluvia, donde plácidamente puedes acomodarte a tomar alguna consumisión y charlar, y aprovechar para ver el desfile de gente, la moda en el vestir, y el ajetreo de los transeúntes moviéndose y trasladándose de lugar. Estos negocios son considerados como “lugares de citas”.

Por las mañanas tenemos a los jóvenes del I.N.E.M. Luis de Góngora que le dan vida a esta Plaza cuando la cruzan rápidos para entrar en clase, y a media mañana cuando salen a desayunar, entonces los empleados de los bares y supermercados de los alrededores se tienen que poner las pilas para atender con rapidez a los numerosos escolares que acuden formando colas y solicitan bollería y bocadillos rápidos.

Observo que, de pie y sentados sobre el borde cuadrado de granito de la fontana que rodea la estatua del Gran Capitán sobre su caballo, a varios escolares que se esfuerzan en situar a los profesores en el centro del grupo para hacerse fotografías, que les sirvan recuerdo de su paso por Córdoba, fotografías que recogerán al fondo las palmeras, la calle Claudio Marcelo y el Instituto.

Por la calle Jesús María se oye una altisonante charla de la interminable doble fila de escolares parlantes, de entre los 6 y los 10 años, que conducen sus profesores para que conozcan el Teatro Góngora, y donde les amenizarán con un espectáculo cultural.

A un lado y entrecruzados con ellos avanza un grupo de turistas, seguro que vienen de visitar la Mezquita-Catedral, de aspecto oriental, con gafas de sol y pantalones cortos en su mayoría, ellas y ellos de edad avanzada, los cuales van haciendo ligeras paradas, mirándolo todo y retratando a las niñas y niños, los escaparates de libros, las tiendas de móviles o de bebidas, y cualquier objeto inerte o viviente que les distraiga, incluso los perros que algunas personas pasean. En su objetivo por fotografiarlo todo, parecen escolares de vacaciones a los que se les ha impuesto esa tarea y tuvieran que desarrollarla a su vuelta a clase para obtener nota.

En el rincón frente a la calle Gondomar, hoy, esta tarde, un hombre vestido de payaso a la usanza de los del circo, hace las delicias a varios pequeños (niñas y niños), que con caritas de inocencia elevan sus manitas regordetas, para romper las pompas de jabón líquido que el cirquero hace introduciendo un cordel, que sostiene con ambas manos, en un cubo de agua y al sacarlo forma pañuelos líquidos de color a los que se dirigen los pequeñuelos para cogerlos y que no lo consiguen porque éstos se deshacen muy rápidos antes de ser alcanzados.

En un banco próximo a telefónica, hay un grupo de 12 a 15 sudafricanos entretenidos: unos sentados charlando, otros de pie en círculo, otros dando saltos mientras juegan en armonía y otro de ellos algo más aislado habla por un móvil. Es curioso, pero todos llaman nuestra atención por el color de su piel, su vestido y por comportamiento.

Y es que en las Tendillas no te puedes extrañar de nada, observas con un poco de atención a las personas que cruzan, a las que esperan, a las que tienen en ella su lugar de encuentro, y a las que en ella se entretienen y pronto distinguirás la variedad de razas humanas que existen en el mundo, y muchas de las que se mueven, incluyen a Córdoba, por su historia, en sus viajes de estudio, de turismo o en busca de trabajo.

Otro polo de atracción de esta Plaza, se forma entre la esquina de la calle Gondomar y el inicio de la de Cruz Conde, con la instalación de un puesto de venta de coca colas y cervezas frías a euro frente al Banco Santander, la farmacia Beltrami de la esquina, donde la simpatía de los dependientes Raúl, David y Andrés hacen que te encuentres mejor cuando la visitas; siguiéndole los lujosos comercios de joyería y trajes de novia, y frente a ellos los chiringuitos de Apuestas mutuas, de la Lotería Nacional, de la Once y el quiosco de prensa, donde se agrupa personal muy homogéneo en edad, caracteres, tendencias y trato ya familiarizado, digno de admiración.

La Plaza de las Tendillas, es el lugar más visitado y conocido de Córdoba.

No sólo la queremos los cordobeses, sino que a todo el que visita la ciudad le acompaña la ilusión de pasearla y verla, y después la convierten en el símbolo más comentado ¡por qué será!

Seguro que, les cautiva el entorno, su contemplación les relaja, su gastronomía y el folklore les gusta, recibir su cultura, su arte y trato les encanta, y en resumen: porque el tiempo que permanecen en ella lo pasan muy bien.

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