POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)

A principios de los 70, la mayoría de los universitarios de La Laguna, Tenerife, incluso los de ciencias, íbamos a clase de Derecho con Hernández Rubio y a Psicología con Javier Muguerza, y poníamos todo en tela de juicio: la economía, la historia, la filosofía, a Dios y a su Madre, llegamos a protestar contra la ley de la gravedad y arrinconamos a Pitágoras, para acabar con el tópico de que el ángulo recto hervía a los 90 grados. Estudiar, dice Josep Pla, es leer, repetir, reflexionar, relacionar, integrar, detallar, aclarar, absorber, rechazar, decidir, distinguir lo importante, hacer funcionar el espíritu desde la curiosidad, y tengo para mí que esos estudiantes sin destetar, reaccionarios que se manifiestan contra España, adoctrinados por las barras y la estrella de Plutón, son gentuza primaria, también lo cuenta Pla, histéricos con capacidad de fanatismo sin criterio. Los mossos al contrario, mamones pasmados.

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