POR PABLO GALINDO ALBALADEJO, CRONISTA OFICIAL DE LOS ALCÁZARES (MURCIA)

Tras el verano de 1953, siendo cura párroco D. Ramón Moreno Pérez, se iniciaron los trámites para conseguir que Los Alcázares dispusiera un cementerio donde dar sepultura a los vecinos fallecidos. Después de cada funeral y despedida del entierro, el féretro era trasladado, la mayoría de veces en carro, hasta alguno de los cementerios de la zona donde los allegados del difunto dispusieran de enterramiento. San Javier, El Algar, Torre Pacheco, La Palma, Dolores de Pacheco, Balsicas, La Unión, Sucina… son lugares donde reposan muchos de nuestros antepasados y así lo reflejan los datos del archivo parroquial, registrados a partir de 1940 (los primeros libros de registro fueron destruidos en julio de 1936).

Desde 1915 los militares de la Base de Los Alcázares fallecidos en acto de servicio o por otra causa, reposan en el panteón militar que el Ejército del Aire dispone en el cementerio parroquial de Torre Pacheco; lugar al que acuden para recordar y homenajear cada día 2 de noviembre alumnos y oficiales de la Academia General del Aire. Acto similar se celebra en el cementerio de San Javier.

El cementerio parroquial de Los Alcázares está situado junto al cruce de la carretera de Torre Pacheco (hoy, Avenida Trece de Octubre) y la antigua vereda de Lo Vallejo-Torre de Rame-El Algar; quedaba limitado por la vía férrea del tren Pacheco-Los Alcázares y las tierras de la familia Fernández-Henarejos. El solar destinado a cementerio pertenecía a la “hacienda Lo Vallejo”.

Para documentar la necesidad de un cementerio local, el cura hubo de solicitar información a los registros civiles de San Javier y Torre Pacheco sobre los fallecidos en cada zona del pueblo desde 1940 hasta finales de 1953. San Javier informó que se habían registrado noventa y seis defunciones entre los vecinos de su zona, mientras que en la zona de Torre Pacheco fallecieron setenta y ocho.

Las obras del cementerio se presupuestan en 72.823,54 pesetas y en la memoria explicativa entre otros apartados detalla:

 “Este cementerio es de figura rectangular, sus dimensiones son 83,34 x 60 metros = 5.000 metros cuadrados”.

 “Al construir el muro de cerca se dejará un espacio entre la carretera y el muro de 3 metros y 1 metro a todo alrededor con el restos de linderos para paso de reparaciones”.

 “Para la puerta principal se adaptará la puerta de hierro que hay en el atrio de la Iglesia de la Virgen de la Caridad”.

 “En el sitio que se indique se hará un pozo de 1 metro de diámetro para servicio de agua, presupuestado en 200,00 pesetas”.

 “Para osario se abrirá un pozo cónico, empezando por un metro de diámetro y terminado en 2,50 metros, con una profundidad de 3 metros, presupuestado en 700 pesetas”

 “En el centro del Cementerio irá una Cruz de obra, conforme con el diseño presentado por el Maestro de Obras, presupuestada en 4.000 pesetas”.

El Maestro de Obras que dirigió la construcción fue Ginés Zapata Hernández, para construir la Cruz y conseguir más altura mandó recoger piedras del mar y levantar con ellas el montículo sobre el que se apoya.

El día 19 de enero de 1955 se registra “mandé dar sepultura eclesiástica en el Cementerio Católico de este pueblo al cadáver… natural de La Palma, de 72 años, que falleció a consecuencia de un edema agudo de pulmón, en su domicilio Calle Murcia de esta localidad”. Es la primera inscripción del Libro de Defunciones de la parroquia que recoge “sepultura…en el cementerio de este pueblo”.

Para conseguir el cementerio fueron muchas las personas que colaboraron, hicieron gestiones, trabajando en las obras, realizaron aportaciones económicas… Desde entonces Los Alcázares dispone de un digno lugar donde reposan los restos de los que emprendieron el último viaje. Allí nos esperan hasta que llegue nuestro momento.