POR DOMINGO QUIJADA, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORALDE LA MATA (CÁCERES)

Por casi toda la geografía española, especialmente en La Rioja, Levante, Andalucía y Castilla, se conserva la curiosa tradición del «Judas». Desde esta última Comunidad se introdujo en el norte de Extremadura, sobre todo en el Valle del Jerte (Cabezuela), La Vera (Jarandilla, Garganta la Olla y Torremenga –con “Auto Sacramental” incluido), Valle del Alagón (Montehermoso) y otros lugares (caso de Talayuela).

Según el historiador y gran amigo Vicente Calle (XIV Coloquios del Campo Arañuelo), en el siglo XVIII ya se celebraba en los dos primeros lugares, desde donde pudo “exportarse” al resto de lugares.

Generalmente, se asocia a la Semana Santa (la noche del Sábado Santo o la mañana del Domingo de Resurrección); aunque en algunos lugares fuera de nuestro entorno se celebra en Carnavales. Y, casi siempre, se relacionaba con los judíos y la Inquisición. A la vez que comparaban a los falsos conversos con el apóstol traidor.

El rito consiste en realizar un «pelele» con forma humana, a base de ropa vieja y calzado de desecho, relleno con paja y petardos, al que añaden una burlesca expresión y carteles alusivos a la condena judicial que merece. Tras pasearlo por las calles principales, se le cuelga de dos balcones y se le prende fuego, con la ruidosa explosión de los petardos y la satisfacción del “deber” cumplido).

Como decía, es muy común en el folclore de la Alta Extremadura e, incluso, se «exportó» a América cuando el descubrimiento y colonización. Sin embargo, no hay noticias de que se festejara en Navalmoral en el pasado. Vayamos por partes:

El Júdas en  Montehermoso.

 (Recuerdos de mi niñez)

Dejé de asistir a ese espectáculo en mi adolescencia –allá por los años sesenta del siglo pasado–, pero lo tengo grabado en mi ordenata cerebral como si ayer mismo hubiera sucedido…

Aunque solía conocer algunos detalles de antemano (pues yo era un afortunado, ya que algunas vecinas de mi madre participaban cada año en su confección, a la que asistíamos clandestinamente), procuraba no faltar a la representación final (a pesar de que se celebraba a altas horas de la noche, en la madrugada del Sábado Santo al Domingo de Resurrección). Era una de las pocas noches en que nuestros padres nos permitían salir, pero en su compañía o con mis dos hermanos mayores…

En esa noche del sábado, después de cenar, íbamos a la Plaza Mayor. Allí, esperábamos con impaciencia a que unos cuantos mozos sacaran al Judas de la Cárcel que estaba ubicada en la planta baja del Ayuntamiento, donde lo guardaban.

En poco tiempo, el recinto se colmaba… Y, entre gritos y empujones, los mozos citados extendían una soga entre un balcón de la Casa Consistorial y otro situado enfrente. Colgaban de la misma al Iscariote, le prendían fuego, a la vez que explotaban los petardos que portaba dentro y estallaba la algarabía general. Una vez reducido a pavesas, el gentío se dispersaba relajado y “purificado”…

De lo narrado se deduce que era similar a los veratos o del Valle. Pero más tarde desapareció, ignorando los motivos (me marché a estudiar fuera).

La historia del «Hombre inicuo» en Navalmoral

Guarda ciertas connotaciones con la mencionada tradición del “Judas”, pero también matices diferenciadores. Me explico:

Todo comenzó en 1957, fecha en que llega don David Hernández a nuestra localidad y lo introduce muy pronto (con la ayuda del párroco de San Andrés, don Julio Blanco Paredes), aunque con algunos ligeros cambios:

Según me ha contado, en el Seminario de Plasencia (donde estudió don David) tenían la costumbre de realizar este tipo de actos el día de la Inmaculada (que tal vez introdujo algún seminarista de Cabezuela o Jarandilla…). Pero, fruto de la evolución de las mentalidades (me imagino), en lugar de asociar la ceremonia con los judíos y con Judas Iscariote, con ella pretendían simbolizar la condena de la herejía, de las cosas materiales, la maldad y el ocio sin provecho.

Pues bien, ambos sacerdotes aguzan su imaginación y aplican la imagen del «pelele» o «judas» al gobernador de Patrás (Grecia), que mandó ejecutar a San Andrés en una cruz con forma de aspa. A la vez que lo «bautizan» como «Hombre Inicuo» (malvado, injusto). De este modo, la celebración tendrá lugar en las fiestas patronales de la Parroquia, a finales de noviembre (normalmente, el día 30).

Como es evidente, esa asociación particular al mandatario griego se generaliza. Idea que cala muy hondo entre los moralos, porque es una alegoría contra la maldad y la injusticia (tan extendidas en todas las épocas).

La primera imagen muestra la quema del “Hombre Inicuo” en Navalmoral, y la segunda la cuelga del Judas en Talayuela (antes de prenderle fuego