ANTONIO COLINAS. HERMANO DEL CRONISTA DE LA BAÑEZA (LEÓN) PRESENTA HOY, EN SU BAÑEZA NATAL, EL PROYECTO DE CASA DE LA POESÍA. «QUIERO QUE SEA UN CENTRO VIVO», DECLARA
Antonio Colinas, el poeta de la luz, del equilibrio, del misterio y de la musicalidad, ha elegido su ciudad natal, La Bañeza (León), para que atesore, custodie y difunda su muy amplio archivo personal. Será un espacio donde se reúnan documentos siempre relacionados con la vida y la trayectoria profesional del premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, entre otros muchos galardones, pero sobre todo habrá de ser un «centro vivo» donde investigadores y creadores encuentren inspiración y sustento.
Lo adelantaba a este periódico el autor de Sepulcro en Tarquinia, que hoy encabeza la firma del convenio de colaboración para la apertura de la bautizada como Casa de la Poesía: será en el salón de plenos del Ayuntamiento de La Bañeza y en él estarán presentes la consejera de Cultura de la Junta de Castilla y León, María Josefa García Cirac; el presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo; y el alcalde de la ciudad riberana, José Miguel Palazuelo.
La única condición que Colinas había puesto para ceder su legado era que todos los grupos políticos aceptasen su ofrecimiento por unanimidad, cosa que se produjo y que le ocasionó «una gran alegría».
En concreto, tal y como explicó el autor, la Casa de la Poesía se ubicará en el segundo piso del edificio bañezano popularmente conocido como ‘casa de doña Josefina’ y que sobre todo en su primera planta acoge, desde 2011, el Museo de las Alhajas en la Vía de la Plata.
«Se trata de un espacio amplio, exento, que recogerá el fruto de mis 50 años de trabajo como escritor vocacional y profesional —detalló Antonio Colinas—. Allí estará depositado todo lo que tiene que ver con mi poesía, pero también con mi narrativa, ensayos, colaboraciones editoriales y con «Al final he optado por lo entrañable —confesó—. El tiempo pasa, este próximo 30 de enero voy a cumplir 72 años y aunque me han llegado ofertas de aquí y de allá, algunas de lugares muy lejanos, me he decantado por mi ciudad. Y también por un espacio muy ligado a mi formación: allí estaba la biblioteca municipal y también el colegio. Ahora, cuando paseo por el lugar, me recorre un escalofrío».
Su legado es un fondo unitario formado por libros, correspondencia, textos, obra gráfica y hasta documentos audiovisuales que Colinas siente que responde «a la labor de toda una vida» y que, asegura, «no puede cuantificarse en número ni en valor». «Resume mi apuesta por la literatura a pesar de las muchas dificultades que encontrado para ello hasta el día de hoy, cuando se nos recorta las pensiones de los escritores autónomos hasta extremos indecibles», denunció. «Este lugar yo lo concibo como un centro vivo, didáctico… están apareciendo varios libros sobre mi obra y quiero que ante todo facilite la labor de los especialistas», dijo. El acto de hoy constituirá un paso.
Fuente: http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/mi-archivo-no-es-cuantificable-numero-valor_1221556.html