POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
La Fundación Hispano Lusa Rey Afonso, cuya sede se encuentra instalada en los restos del monasterio de franciscanos que mantuvo la cátedra de Teología de la provincia de Castilla para todos los hermanos que marchaban a las Indias, ha celebrado una amplia reunión entre la administración castellano leonesa y los correspondientes portugueses de cara a las ayudas del nuevo mundo europeo para el desarrollo, la colaboración y coordinación de ambos lados de la Raya. Es una apertura de una nueva ventana por cerrar la herida abierta desde hace siglos en el alma pura e inmaculada de esta maltratada península Ibérica que a pesar de sus desvaríos, errores y fallos, ha dado y sigue dando detalles y aportaciones de altos niveles.
A pesar del barroquismo de esta presentación, es bueno y muy sano repasar desde la lejanísima Edad Media un problema pendiente que no es otro que completar y celebrar la unión definitiva de la Iberia de todos. Comenzamos recordando Aljubarrota y Toro, derechos dinásticos para seguir a pesar de las buenas relaciones con la cuestión judía que marca el decreto de la Alhambra, marzo de 1492, y volvemos a encontrarnos con derechos hereditarios y dinásticos a lo largo de dos siglos, recordando el enfrentamiento de los Felipes y siempre con raras situaciones y alteraciones de adeptos a la unión, en las distintas escalas sociales. En muchos casos con situaciones cambiantes, pero con mucha firmeza en los ambientes propicios a dicha unión. En el siglo XIX y más concretamente en su segunda mitad, el iberismo ha calado en el mundo intelectual de manera tan clara y definida que adquiere categoría política de primera clase. Si Valera es uno de los forjadores de esa corriente con su obra y su actividad y a pesar de sustanciamiento también llega el fenómeno a los palacios. Después de la Gloriosa y a pesar de las incertidumbres la Restauración del 74 va a tener vivo el último sueño dinástico, teniendo un cuarto de siglo de apertura iberista desde Sinibaldo de Mas desde Lisboa con medios periodísticos y unas campañas que constituyen una etapa fracasada por falta de categoría y una visión histórica de cara al futuro.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/