D. JOSÉ BOTET MARTÍNEZ
Mar 11 2014

POR JOSÉ LUIS DE TOMÁS, CRONISTA OFICIAL DE MANISES (VALENCIA)

D. José Botet Martínez junto a sus hijas, Maru y Lola. Abajo, su señora, Dª. Maruja Guixot Síscar que lleva en brazos a su hija Pepa. / Foto Gadea
D. José Botet Martínez junto a sus hijas, Maru y Lola. Abajo, su señora, Dª. Maruja Guixot Síscar que lleva en brazos a su hija Pepa. / Foto Gadea
D. José Botet Martínez trabajando en el obrador de la Pastelería Banyoles.
D. José Botet Martínez trabajando en el obrador de la Pastelería Banyoles.

Antes de poner pie en la biografía de este gran manisero, debemos aclarar que se trata del Senyor Mestre Sucrer de la “Pastissería Banyoles”, conocido cariñosamente como “Pepito el Pastisser”. Nació en nuestra ciudad un 12 de septiembre de 1930. Sus padres eran D. José Botet Marzo y Dª. Dolores Martínez Palencia, que tenían la vivienda en la calle Mayor, en el piso situado justo sobre la primitiva pastelería que fundara su padre.

Tras el fallecimiento de su padre, en 1940, cuando apenas contaba él con 10 años de edad, su madre se hizo cargo del negocio, en el que empezó a involucrarse cada vez más nuestro joven manisero.

La vocación por la pastelería tuvo origen puramente familiar. Su padre trabajaba en el obrador de la pastelería que había fundado en 1910 y de él aprendió el amor por la profesión, al que añadió de cosecha propia su peculiar arte a la hora de elaborar los pasteles y los dulces.

Realizó varios cursos relacionados con el arte de la pastelería, de los que destacamos un Curso de Pastelería en Chocolate, que llevó a cabo en Barcelona. En Valencia, en la pastelería de la calle Borrull realizó prácticas a fin de ampliar conocimientos. Esta pastelería fue de gran trascendencia en la vida de este manisero ilustre, ya que allí conoció a otra alumna, que posteriormente se convertiría en su novia.

El 10 de enero de 1957, D. José Botet Martínez contraía matrimonio con Dª. Maruja Guixot Siscar, natural de Pego, población en la que sus padres eran propietarios de una afamada pastelería. Cuenta su hija Lola que el enlace tuvo lugar en Pego y en el convite nupcial actuó Michel, cantante español de moda, dotado de una voz muy grave.

D. José Botet formaba parte del “Gremi de Mestres Sucrers de Valencia”. Su oficio lo ejercía de manera absolutamente vocacional. De hecho, sus hijas no recuerdan que hiciera vacaciones nunca. Casi toda su vida discurría en el obrador de la pastelería.

Ahora sabemos que el secreto de sus dulces lo constituía su personal impronta y un sexto sentido para adivinar las mejores combinaciones para obtener el dulce y el chocolate perfectos. A ello, debe sumarse un detalle de sumo interés: las materias primas que utilizaba eran siempre de calidad de superior, lo que confería a sus cremas, yemas o chocolates el sello inconfundible del dulce perfecto.

El 10 de enero de 2013 el MUMAF acogió una muestra fotográfica sobre la obra de D. José Botet, artista de la pastelería en Manises. La exposición finalizó el 22 de febrero del mismo año. Con tal motivo el Gabinete de Prensa del Ayuntamiento publicó una nota alusiva en la que se decía que, “por lo general, lo cotidiano nos es tan familiar que nos pasa desapercibido”. Gran verdad en la que se repara muy poco. Casi siempre se aprecia más lo lejano que lo nuestro.

Aunque él nunca habló del secreto de su éxito, sus hijas sí que lo conocen: muchas horas de trabajo, de hecho nunca tomaba vacaciones; calidad de las materias primas, precio adecuado y buena presentación del producto. Es más, a sus hijas, Maru, Lola y Pepa, desde temprana edad, les obligaba a colaborar en pequeñas faenas en el obrador.

Para sus creaciones se servía de los conocimientos teóricos adquiridos pero, sobre todo, utilizaba sus fórmulas magistrales que iba anotando en sus libretas de trabajo. No se contentaba con lo ya hecho, siempre buscaba nuevas experiencias para perfeccionar el arte de la pastelería. Por ello, todo Manises le conocía y apreciaba. Por desgracia, tras la jubilación, “Casa Banyoles” hace unos 15 años que cerró, cuando casi cumplía el obrador los cien años de vida.

Este manisero ilustre ha sido un auténtico pionero en ese magisterio artesano que es la pastelería. Es una gran persona, de carácter afable, agradable de trato, que siempre se asomaba al mostrador para saludar a los clientes. Siempre fue un hombre pulcro, de gran sencillez, que huía de la presunción; ha vivido siempre entregado a la familia y a la pastelería. De su bondad da cuenta la anécdota que narra su hija Lola. Tanto él, como su señora, Dª. Maruja, todos los años, sin faltar ninguno, la víspera de Nochebuena preparaba varias bandejas con pasteles de boniato, que ambos llevaban personalmente al Asilo de Manises. Así es nuestro manisero ilustre.

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