POR MANUEL GARCIA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Anoche, el Teatro Romano de Mérida acogió la representación de la obra NERÓN de Eduardo Galán, dentro del 64 FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO CLÁSICO DE MÉRIDA 2018. Trascurre el año 64.
Arde Roma mientras su emperador alimenta la fantasía de convertirse en un dios inmortal. A lo largo de los siglos ha perdurado una imagen frívola de Nerón tocando la lira entre las llamas de la ciudad.
Sin embargo, el personaje es mucho más complejo y misterioso: “si vosotros lo encumbrasteis, también sois responsables de su monstruosidad”. ¿Podrían haberse evitado los crímenes de Nerón? “Si hubiera dicho no en lugar de callar…” afirma Petronio. Las dictaduras existen por nuestro silencio complaciente entonces, ahora y siempre.
Nerón es un drama histórico, lleno de fuerza y pasión, desarrollado mediante una estructura moderna (varios flash-back y escenas simultáneas con espacios variados: desde el palacio o el teatro romano de Nápoles a las catacumbas). El argumento se inspira en la célebre novela QUO VADIS, de Henryk Sienkiewicz, y en textos del novelista Petronio (consejero suyo) y del historiador Suetonio.
El espectador, al ver esta representación, recuerda la famosa película protagonizada por Robert Taylor, Peter Ustinov y Deborah Kerr.
Por la obra desfilan personajes históricos y ficticios como Petronio, Marco Vinicio, Agripina, San Pablo, Ligia, Popea, Tigelino o Esporo. Poder y arte, política y ambición, locura y poder, todo ello se funde en Nerón.