POR JOSE ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cada 19 de marzo la Iglesia Católica celebra la festividad de San José, patrono, desde el siglo XVI, del gremio de carpinteros.
¿Fue realmente carpintero el bueno de José?
Los textos sagrados nada dicen al respecto, si bien se coincide en una opinión general: fue artesano («faber»).
San Gilario de Poitierrs (367), San Beda el Venerable (735) y San Anselmo (1109) decían que era herrero y herrador; San Ambrosio opinaba que era herrero y carpintero; y San Agustín (430) lo cataloga como albañil.
En búsqueda de una «respuesta de consenso» Fray Gerónimo Gracián de la Madre de Dios (1597) nos dice que «Sanct Joseph supo muy bien y con mucho primor el arte de herrero y también el de carpintero y cualquier otro arte mecánico porque era industrioso e ingenioso sobremanera».
En resumen, como diríamos ahora » ERA UN MANITAS».
Toda la pintura española, a partir del siglo XVI, se decanta por representar escenas de la Sagrada Familia siguiendo lo aconsejado por Francisco Pacheco en su «Arte de la Pintura»: «Casa humilde, herramientas de carpintería, San José cepillando una tabla y en el suelo gran cantidad de VIRUTAS, y a un lado la Virgen con la canastilla de costura a sus pies, trabajando la almohadilla…».
En ese recuerdo devoto nacieron las llamadas VIRUTAS DE SAN JOSÉ elaboradas con una pasta fina como de galleta (300 g de harina, 300 g de mantequilla, 300 g de azúcar, 2 huevos), que se estira y corta en tiras largas que se enroscan en «espiral» a lo largo de una caña engrasada; fríen en aceite bien caliente, se sacan, se retira la caña y se espolvorean con azúcar. Hay quienes prefieren el horneado a la fritura.
¡FELICIDADES A JOSÉS, JOSEFAS, PEPES, PEPAS, PEPITOS, PEPITAS… y hasta el listu de PINÍN, QUE DE PINÓN YE SOBRÍN.