POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Si ayer comentábamos la misteriosa y mágica intervención de «la flor del agua» en la noche sanjuanera, hoy serán protagonistas y agentes de felicidad las plantas -algunas plantas- que, bendecidas por el espíritu del Bautista, manifestado en la suave brisa del relente, han de ser recolectadas en esa celebrada noche.

Ya se aconseja así antiguamente: «Tres costumbres son del día de San Juan: mudar casa, coger hierbas y bañarse por bautismos».

Dentro de la multitud de hierbas cuya recolección se recomienda en esta noche, hay tres que estacan sobremanera: el TRÉBOL DE CUATRO HOJAS, la VERBENA y la FLOR DE SAÚCO.

Un cantar asturiano muy tradicional dice así:

«A coger el trébole, el trébole, el trébole;
a coger el trébole la noche de San Juan.

A coger el trébole, el trébole, el trébole;
a coger el trébole los mis amores van.»

El trébol que se busca no es el común trifoliar (de tres hojas) sino una rara mutación del mismo que tiene CUATRO.

Se dice que por cada trébol de 4 hojas existen más de 10 000 de tres; por eso su hallazgo es signo de felicidad, de fortuna, etc.

Se dice también que cada una de esas cuatro hojas simboliza estos dones: AMOR, SALUD , FORTUNA Y PROSPERIDAD; o, lo que viene a ser lo mismo, FE, AMOR, SUERTE Y ESPERANZA.

La VERBENA (Verbena officinalis L.), también llamada hierba de San Juan, hierba sagrada, hierba santa…) tiene historia antigua de aplicación medicinal.

Tomada en infusión, se le atribuyen propiedades sedantes (de ahí que se aplicara para tratar dolencias nerviosas supuestamente inducidas por acción diabólica), antiinflamatorias, digestivas… Se asegura que es eficaz contra las picaduras de víboras, escorpiones, etc.; según dice este cantar:

«El que coja la verbena
la mañana de San Juan
no le picará culiebra
ni bicho que le haga mal».

Por fin, el SAÚCO (Sambucus nigra L.) al que en Asturias llamamos «benitu», «benteiro», «sabugu».

A sus flores, recolectadas en la noche santa de San Juan, se les atribuyen multitud de propiedades curativas. Recolectadas en la madrugada y secadas a la sombra en locales bien ventilados, tomadas en infusión, son buenas para curar catarros, toses, fiebres… Esa infusión es buena, asimismo, para lavar heridas, ojos con conjuntivitis, aftas en la boca…

Recordemos el cantar:

«La flor del sabugu, madre,
ya la tengo recogida
del sereno de San Juan
que sirve de medicina.»

Una receta: En una jarra de 1,5 litros se disponen dos flores de saúco y unas 8-10 nueces (enteras, con su escuezno) recogidas la noche de San Juan. Se suman azúcar y canela en rama al gusto. Se llena la jarra con orujo y macera todo durante 9 lunas.

Pasado ese tiempo, se filtra y se embotella para su conservación. Es remedio eficaz contra diarreas, cólicos de vientre… tomando una copita tres veces al día.