POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Ya está el iletrado ese -por no decir «burru»- de Colunga presumiendo de escribir y de hablar en asturiano y ni siquiera sabe que debe escribirse «güevos»!
No, no, no… Tengan un poco de paciencia y atiendan a mis explicaciones, que hoy -además de versos- doy clase on line de latín.
Una expresión latina muy usual para justificar una acción llevada a cabo era esta: «Mandat opus»; que, más o menos, quiere decir «lo pide o lo exige la NECESIDAD». Al pasar al castellano tal frase, desaparece la t del mandat y queda en manda; la o de opus pasa a ue y la p viene a ser pronunciada como b. El resultado final de estas modificaciones es el de MANDA UEBUS, MANDA UEBOS, o también MANDA HUEBOS (con hache, pero con b), siempre con significado de ES POR NECESIDAD.
Cuando se hace una cosa porque es necesario hacerla se hace «por uebos»; no por «huevos» (o por cojones) que es como muchos creen.
Estamos en «pandemia» de infección y también de ECONOMÍA. El ahorro, en «MANDAT OPUS, nos pide ser «cautos» en gastos alimentarios para que con materias primas baratas e imaginación consigamos platos sabrosos y apetecibles.
Dice el refranero que «hambre larga no repara en salsas» porque «al que tien fame tou i sabe dulce». Y en este contexto del «come bien y ahorra» está el caso de CONSUMIR HUEVOS «POR UEBOS».
¿Cómo se preparan huevos?
La historia de la alimentación nos demuestra que la respuesta a esa pregunta es poco menos que infinita. MANOLO ROMERO en su libro «Bestiario de los Fogones” (Medusa Ediciones. Madrid 2003) lo resume en este poema titulado «VARIACIONES SOBRE EL HUEVO»:
«Siempre será bienvenido;
en el momento que quiera,
de cualquier modo y manera
y con cualquier apellido:
Relleno, Al Plato, Cocido,
Crudo, a la Aurora, Escalfado,
Duro, Frito, disfrazado
de Rebozos y Tortillas…
Flan, Bienmesabe, Natillas…
¡Siempre bienaventurado!»
Dicen los amantes de los huevos que la preparación más apetecible es la de FRITOS en compañía de patatas y chorizo. Tanto como que es comparable al amor de la persona amada. Lo resumía Jorge Llopis en sus Rimas al Huevo Frito:
«¿Qué es huevo frito, dices mientras clavas
tu mirada en el pálido trasluz?
¿Qué es huevo frito? ¿Y tu me lo preguntas?
¡Huevo frito eres tú!
El propio Jorge Llopis (1919-1976) justificaba esa similitud entre huevo frito y belleza de amor porque:
«¡Cuánta clara tenía en la cara!
¡Cuánta yema tenía en su pecho
esperando la mano de nieve
que moje en su centro!»
Pues ya lo saben. A COMER HUEVOS POR UEBOS. Yo, hoy, los prepararé «a la cazuela (o a la flamenca, que dicen algunos)» con unos arbeyinos, jamonín y una «sospecha» de salsa de tomate.