POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Siempre he tenido presente en mi comportamiento la rotundidad de estas dos afirmaciones: “El sentido de la vida reside en la dignidad del hacer”. “No hay trabajo más grato y reconfortante que dedicar una parte de nuestro tiempo en mejorar la vida de los demás”. En este cambio de portada lo reflejo con el detalle de una veleta que está en la cubierta de la casa núm. 69 de la calle Santa Ana. Es el Montijo que a veces no vemos. Con ella quiero manifestar la dignidad del trabajo, del oficio duro y exigente que demandaba una fragua, junto con los versos machadianos: “Fatigas, pero no tantas, que a fuerza de muchos golpes hasta el hierro se quebranta”. En el año 1930 la publicidad de la época decía sobre esta casa de la calle Santa Ana: «Viuda de Joaquín Fernández Almudévar. Taller de herrería y cerrajería. Reparación de maquinarias. Yugos de tubos de acero para carros y arar. Cangallos y horcafes de tubo de acero. Timones de tubos para toda clase de arados. Santa Ana, 69 y Puerta del Sol, 4». De ahí vienen las raíces de los hermanos Fernández: Antonio, Paco y Joaquín.