POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
E,C. Izzo, autor del simpático y sorprendente libro «Guía de la Cocina exótica, insólita, erótica» (Guída alla cucina esotica, insólita, erótica) editado en Milan y Barcelona en 1970, es contradictorio en esta afirmación : «La cocina erótica no existe. Una vez aclarado esto, hablemos de la cocina erótica».
Los moluscos bivalvos, como ostras, almejas, mejillones, berberechos, vieiras… siempre gozaron fama de alimentos afrodisíacos y de eficaces estímulos del deseo sexual.
Dos circunstancias avalan esta creencia.
.-A) Analagía de forma con genitales masculinos y muy especialmente , femeninos (formas vulvares).
.-B) Aporte al organismo de vitaminas, elementos minerales y energía que coadyuvan a un buen estado de salud y de bienestar.
Pues, esto supuesto («hoc supossitum», que decían los latinos), hablemos de los mejillones. De los de Galicia, por supuesto.
Los mejillones (uno de los alimentos más proteínicos y más baratos dentro del mercado de pescados y mariscos) es producto muy generoso en vitaminas (A,C,B1,B2, PP…) y en minerales (Ca,Fe,K, P, Mg, I ) y, «pa encima», bajo en calorías (¡vaya!, que no engorda).
Pero aún más: los mejillones son tan «agradecidos» que se prestan exitosamente a todo tipo de preparaciones. Desde cocidos al vapor y así consumidos, hasta aderezados con todo tipo de salsas o como ingrediente de guisos (arroces, patatas, alubias…) y frituras. «Mejillones tigres», «Croquetas», «Brochetas»…
Verán ustedes.
Hoy, recordando mi etapa de alférez-profesor en Monte la Reina, me vinieron, más que al paladar, a la memoria, unas especialidades muy simpáticas de la cocina zamorana o, mejor aún, de la Zamora capital.
¡Ay, aquellos pinchos morunos que servían en un pequeño bar cercano al paseo de Santa Clara!
¡Ay, aquellas ancas de rana ofrecidas en otro bar en la Plaza de Pero Mato (si no me equivoco).
Y ¡ay, aquellos mejillones picantes, llenos de insinuante picardía, que llaman TIBERIOS y que creo fueron invención del Bar Bambú!.
¡Eso sí que es un plato afrodisíaco! Tiene esencia (aroma), presencia (analogía de formas…) y potencia (aporte de proteínas, vitaminas y minerales).
Prepárenlos así:
Cuezan al vapor (durante unos 3 minutos) sobre 1,5 kg de mejillones grandes y muy frescos. Eliminen una de las valvas y dejen el mejillón en la otra. Reserven un poco del agua de cocción, ya colada.
En una sartén con aceite preparen un pisto con cebolla, pimiento y ajo (todo muy picado); agreguen un poco de salsa de tomate y una guindilla (cayena) o dos, según gusten.
Añadan un chorro de vino blanco y un poco de caldo de cocción de los mejillones en el que se deslío una o dos cucharadas de harina. Dejen que todo de unos hervores hasta que la salsa esté ligerita y espesa a la vez.
Con ella, uno a uno, rellenen los mejillones dispuestos en su concha.
También, si lo desean, pueden colocar todos los mejillones en una tartera y cubrirlos con la salsa picante.