POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
¿Desde cuándo en Oviedo esta lluvia tan pertinaz?, ¿desde que entró la primavera?, y a lo mejor me quedo corto, se me inundó la memoria.
Nubes, una rayadina y ¡a llover se ha dicho! Nos estrujaban el seso con enjutas estadísticas de nuestros sitibundos embalses, nos alarmaban con que era irrecuperable su agosto así lloviera un año entero; hicieron rogativas a San Roque, en San Claudio, para que el sol no bebiera la última gota del Torollu; en Piedramuelle pusieron a escurrir a Santa Marina para empapar la charca de la Braña; los parroquianos del Naranco espabilaron a petardos al Cristo del Paisano ante la inminente desaparición del Borbotín, y en Box pasearon a San Julián por la agotada balsa del Cesto.
Pues bien, ahora se encharcan las quintanas, se pudren las pezuñas del bovino, le llega a la Jirafa el agua al cuello y el reuma a las rodillas y alas de los Ángeles de la Cruz. ¡Esto es vergonzoso! Pepe Monteserín
Fuente: http://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/a-quien-corresponda.html