POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Nuestro amigo Alejandro Álvarez Fernández, a raíz de lo publicado ayer sobre «Bombita» y les marañueles de Candás, nos sugería alguna historia relativa al origen de esta dulcería, candasina por un lado y luanquina por otro. Dejamos a un lado les marañueles avilesinas.

Les cuento lo que se.

Hace unos siete años se publicó en un diario regional un artículo en el que se narraba cómo un sacerdote, párroco en Candás, hizo una excursión cultural -esto fue en la década de 1970- a los países nórdicos junto con un grupo de jóvenes de su parroquia. Parece ser -así lo contó- que en algunos pueblos de Suecia vio cómo en ciertas confiterías ofrecían unas galletas similares en forma y sabor a las marañuelas candasinas; y, claro, oído esto por algún seudohistoriador… surgió una teoría curiosísima.

Hipótesis basada en el «presunto suceso» de que unas naves wikingas, allá por el siglo ni se sabe, tenían a Antromero como lugar de desembarco y aquí sembraron la semilla de la elaboración de marañuelas.

Unas galletas que «surgieron del frío nórdico».

Lo malo del caso -o lo simpático- fue que, recién salido a la luz el tal artículo, uno de los jóvenes acompañantes de don Valeriano, que así se llamaba el sacerdote, explicó que en ese viaje NO HABIAN ESTADO EN SUECIA; hecho que demostraba la falsedad de lo argumentado.

¿Qué teoría es la más «aceptable»?

La marañuela es una GALLETA.

Actualmente hoy entendemos esta palabra, al igual que el bizcocho, como una especie dulcera; pero antaño no fue así.

El bizcocho (del latín biscoctus = dos veces cocido) y la GALLETA eran masas de pan recocidas y que por su facilidad de conservación se destinaba como alimento de marinería en largas estancias de mar, y como sustento de tropas en tiempos de guerra. Al correr de los años estos panes, perdiendo su utilidad primera, dieran origen a preparaciones dulceras.

¿En qué tiempos aparecieron por Gozón y por Carreño las marañuelas-dulcería?

No tengo datos concretos; sí les puedo decir que en el «Diccionario Bable» del canónigo candasín Carlos González Posada (1745-1831), redactado en 1788, NO FIGURA esta palabra, como tampoco aparece en los poemas del sacerdote, párroco de Albandi, Antonio González Reguera (1605? – 1662?) conocido como Antón de Mari-Reguera.

Todo esto nos hace suponer que les «marañueles-dulcería» datan su nacimiento en los comienzos del siglo XIX o muy a finales del XVIII En el libro «Arte de repostería», de .Juan de la Mata, edición de finales del siglo XVIII, aparece una fórmula de galletas que, por sus ingredientes y elaboración, es muy similar a la de les marañueles.

¿En qué se diferencian las candasinas de las de Luanco?

Pues en que aquellas (véase la fórmula explicada ayer) se elaboran con huevos enteros (yema y clara), mientras que éstas únicamente utilizan las yemas.

¡Ah! Y lo típico es ofrecerlas en GOXES, cestas fabricadas con láminas (tiras) finas de avellano, como se advierte en la foto.