POR JOSÉ SIMEÓN CARRASCO MOLINA, CRONISTA OFICIAL DE ABARÁN (MURCIA)
Todavía con el eco de la importante repercusión que para nuestro municipio han tenido los dos grandes eventos vividos el pasado fin de semana, el Cronista Oficial de Abarán, José S. Carrasco Molina, nos ofrece un interesante artículo donde, desde un punto de vista que compartimos la inmensa mayoría de abaraneros, resalta «el convencimiento de que en este pueblo tenemos capacidad de organización y de gestión de eventos de la importancia de estos últimos», expresa José S., añadiendo que «tan importante es mirar y recrearnos en lo vivido, como el extraer lecciones para el futuro».
Los que somos amantes de investigar y dejar constancia de la historia de este pueblo, debemos dejar inscritas para siempre las fechas de este primer fin de semana de noviembre de 2023, pues será muy difícil que se repitan seguidos dos acontecimientos de la envergadura de los que han tenido lugar en este pueblo casi perdido en el Valle de Ricote.
Abarán se ha convertido en un escaparate que se ha mostrado no solo en la región sino mucho más allá y que ha servido, sin duda, para que cientos de personas que tal vez no conocían este pueblo hayan aterrizado en su paisaje, su patrimonio, la cordialidad y generosidad de sus gentes y la capacidad de estas para organizar eventos de la importancia de los que aquí han ocurrido.
Porque el tener un teatro Cervantes lleno para celebrar un Congreso sobre un tema tan apasionante y complejo como el de la Sábana Santa que tantas investigaciones y teorías ha suscitado, y el poder conocer de primera mano en este marco las conclusiones de investigadores de prestigio mundial, entre ellos para orgullo nuestro el abaranero Pedro Peinado, es un acontecimiento de tal magnitud e importancia cualitativa y cuantitativa que será difícil que vuelva a repetirse. Y si a ello le sigue el poder contemplar, con tan solo desplazarnos a nuestra Ermita, de una exposición monográfica sobre este tema que apenas ha podido ser vista en muy pocos lugares de España, ya la importancia de este evento desborda lo que podíamos esperar. Todo ello convocó en Abarán a decenas de personas de gran talla intelectual y que, sin duda, serán pregoneros allá donde residan de las bondades de este pequeño pueblo del que casi seguro no tenían noticias de su existencia.
Y, si el sábado Abarán sirvió de digno y brillante escaparate, no lo fue menos el domingo, día en que casi un millar de personas venidas de casi todos los pueblos murcianos aterrizaron en nuestro pueblo para participar en el XX Encuentro regional de Cofradías y Hermandades. Abarán recreó en pleno otoño el ambiente primaveral de la Semana Santa y ver desfilar en estos días por nuestras calles a nuestro Niño, a la Virgen de la Esperanza y al Cristo del Silencio a la luz del día, acompañados por centenares de cofrades de toda la región fue algo tan extraordinario como emotivo. Y la celebración de la Misa en una ermita repleta, más bella y esplendorosa que nunca, fue algo que se puede calificar de histórico.
Pero tan importante es mirar y recrearnos en lo vivido, como el extraer lecciones para el futuro.
Tal vez la primera lección fue el convencernos de que en este pueblo tenemos capacidad de organización y de gestión de eventos de la importancia de estos últimos, pues la cooperación entre Ayuntamiento y Junta de Hermandades fue extraordinaria y la clave del éxito indudable.
Y la segunda lección, derivada de la primera, es que, una vez que ya hemos exportado y con una gran repercusión incluso mucho más allá de España, las bondades de nuestras norias, nuestro río y nuestro Jarral, que son conocidos y disfrutados años tras año por miles de visitantes, tocaría intentar abrir otras iniciativas de un turismo diferente con eventos de la altura y categoría de los vividos estos días, al igual que “explotar” otros rincones del pueblo que también tienen su encanto, entre ellos el casco antiguo que, con su estructura laberíntica y rincones entrañables, puede convertirse, con una previa tarea de rehabilitación, en otro punto de atracción al visitante.
Ahora nos toca, en estos días siguientes a ese fin de semana otoñal y especial, saborear esas buenas sensaciones que estos eventos nos dejaron y mirar al futuro con realismo, sí, pero sin derrotismo, convenciéndonos de las posibilidades que tiene este pueblo en el que vimos la primera luz de ese cielo bajo el cual VIVE SIEMPRE LA PAZ DEL VALLE.