POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE
La iconografía urbana del estío madrileño ha ido cambiando con las circunstancias sociales, pero sobre todo, las económicas. Hasta hace pocos años era tradicional, llegado julio, ver colgando de los escaparates de comercios, farmacias, restaurantes y oficinas el cartel de: “Cerrado por vacaciones”, una expresión literal que se acentuaba durante el mes de agosto. Medio Madrid cerraba en uno u otro mes estival. Pero llegaron tiempos en que las vacaciones comenzaron a diversificarse, y sobre todo, a acortarse, hasta que la gripe de la crisis económica lo contagió todo y ahora, el cartel de “Cerrado por vacaciones”, prácticamente se ha extinguido y habría que colocar el contrario: “Abierto por vacaciones”, por que la precaria situación económica ha dejado sin vacaciones a comercios y otros establecimientos, a familias enteras, y hasta los políticos han hecho de julio un mes hábil para que los votantes noten que hacen causa común con ellos y no se van de vacaciones, o al menos, aparentar que veranean menos.
Al marqués de la Valdavia se le atribuye la frase de: “Madrid, en agosto, con dinero y sin familia, Baden Baden”, en alusión a esa localidad alemana célebre por su relajante y salutífero balneario. Pero todo cambia y ahora podría decirse: “En Madrid, en agosto, sin dinero y con familia, piscina y paseo”. Y es que los tiempos de crisis cambian las cosas una barbaridad. El Ayuntamiento elabora un barómetro económico que mide las previsiones de los madrileños sobre la conjugación del verbo “veranear”, y concluye que este año habrá menos familias que veraneen fuera de sus habituales lugares de residencia, pero sobre todo, serán más los que salgan menos días. Por necesidades propias del negocio, muchos negocios relacionados con el sector del turismo, no pondrán el cartel de “Cerrado por vacaciones”, porque en grandes ciudades como Madrid, deben aprovechar el tirón del verano para recuperarse del largo invierno, aprovechar el mercado de los que vienen de fuera y del mercado potencial de los que no salen, y a los que iba dirigido aquel eslogan de promoción turística de la Comunidad de Madrid: “Sal, y quédate”.
Fuente: http://gentedigital.es/