POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Morimos más que nacemos; mal asunto. La adopción, los avances en fertilidad y los inmigrantes tampoco resuelven el envejecimiento y aunque los pocos hijos que nos quedan se van, tampoco mengua el paro; es como si latiera el dolor de la ausencia y las estadísticas incluyeran las almas en pena. Hace años que no aseguramos el reemplazo generacional en Asturias y se deshabitan los municipios, a excepción de un barrio de Oviedo, La Corredoria, el territorio español con mayor índice de natalidad; piden institutos y equipamientos pero, un poco más que esperen, podrán elegir cualquier lugar de la ciudad con todos sus equipamientos, que van quedándose vacíos, con el ruido de cadenas de Belfegor. Qué lejos aquello de “Cuando éramos pocos, parió la abuela”. Ahora en verdad somos pocos y ni las abuelas con el vientre y con la pensión pueden alumbrar soluciones.
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