POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Llegaron las «Carnestolendas » (Dominica ante carnes tollendas»), el «Antroxu», (antruejo, antroido, antroidu, entruejo, entroido… o como lo llamen por tantas comarcas asturianas). Y con él, como preludio a los ayunos y penitencias cuaresmales, la folixa, el «desénfreno» (con acento en la segunda e, que decía un buen amigo mío muy «coñón» él), el «saltar y bailar y dar vueltes al aire, porque «la mocedá ye lo que busca y afana».
EVA GONZÁLEZ FERNANDEZ, madre del apasionado asturianista ROBERTO GONZÁLEZ-QUEVEDO GONZÁLEZ, autora del poemario XEITUS (1985) nos lo cuenta así en su poema «L´ANTROIDU, escrito en bable suroccidental:
«Achigou l ´Antroidu, madre / cueccha de la gabiteira
tsinguanizas ya butietsus / el toucín ya las muircietsas.
Güei curremus l´Antroidu / cun toda la parentena,
muitu xitu , muitu baitse, / antias qu´entre la Cuaresma…»
Mozos y mozas en compaña para ir casa por casa pidiendo donativos para la merienda y baile carnavaleros en los que, además de embutidos, nunca faltaban huevos y buen vino.
Seguimos con doña Eva González:
«Día-tsis güevus ya turrenus / pal vinu dalguna perra;
ya tseventarán -la en vildu / pulu muitu que tsis diera.».
¡Ay, el vino ! Ese, junto con la sidra,no puede faltar en celebración asturiana que se preste. Y si hablamos del suroccidente, ahí está el vino de Cangas abriéndose paso con recuerdos de historia gloriosa.
¡Ay, el vino! Así lo elogiaba Gabriel Alonso de Herrera (1470-1539), clérigo, capellán del cardenal Cisneros, experto agrónomo, autor del libro «Agricultura General», editado en Alcalá de Henares en 1513:
«Parcamente su dulce humor bebido
conforta al hombre más que otra bebida;
fomenta al natural calor perdido,
engendra pura sangre; la podrida
purifica y aclara; y al herido
restaurar hace la salud perdida.
Al humo, que causar suele tristeza,
deslumbra; al débil cuerpo da firmeza.
Conviene el vino a todas las edades,
vierte en el tierno niño nutrimento,
porque consume las superfluidades.
Al calor imperfecto dandu augmento;
el viejo, del invierno a las frialdades
resiste con su cálido sustento;
al robusto mancebo le convino
según su natural, el fuerte vino…
(En secreto, les confieso que no se con certeza si el autor de ese poema es don Gabriel o su hermano don Hernando, humanista, profesor de retórica, gramático… ¡qué se yo!)
Ya saben, pues, las cualidades del vino, en general, y del de Cangas en muy particular. Ahora bien, tengan muy en cuenta lo que aconseja el primer verso del poema: «PARCAMENTE su dulce humor bebido…»
Es decir, beban; pero con moderación.
Si ustedes se fijan, últimamente los «influencers» nos informan con fotos y textos acerca de exquisitas preparaciones que ofertan diversos restaurantes «de aquí, de allá y de acullá». Siguiendo su ejemplo y la recomendación de EVA GONZÁLEZ, éste es mi «comienzo de antroxu» que voy a celebrar en el restaurante virtual CASA PRUDO: Jamonín, choricín y quesín semicurau.
Y, por supuesto, cierro este comentario como lo empecé: con la última estrofa del poema L´ANTROIDU:
«¡Madre, güei tou como tsouca,
toi lo mesmu qu´una cuerna!
¡Madre, fiérveme la sangre!
¿Será l´Antroidu que chega?»