«ERA UN FINO CATADOR DE LA REALIDAD COTIDIANA QUE, CUANDO ESTABA DE BUEN HUMOR, SOLÍA CONTAR CERTERAS Y AGUDAS ANÉCDOTAS DE LOS CLIENTES QUE HABÍA CONOCIDO Y ADMIRABA», RECUERDA EL CRONISTA OFICIAL DE SANTA BRÍGIDA, PEDRO SOCORRO
El conocido restaurador satauteño Juan Falcón Báez, conocido por todos como Juanito Falcón, propietario de la visitada Casa de Comidas Falcón, en Las Casillas, falleció el miércoles a los 86 años y ayer fue enterrado en el cementerio de Santa Brígida con la numerosa compañía de familiares, amigos, clientes y vecinos.
A las cinco de la madrugada del 18 de octubre falleció en el hospital Doctor Negrín el patriarca de una familia hostelera por excelencia de la Villa de Santa Brígida: Juanito Falcón Báez. «Este vecino, socarrón y de carácter, vio pasar la vida detrás de la barra. Era un fino catador de la realidad cotidiana que, cuando estaba de buen humor, solía contar certeras y agudas anécdotas de los clientes que había conocido y admiraba», recuerda el cronista oficial de Santa Brígida, Pedro Socorro.
El cronista y todo el pueblo de Santa Brígida da el pésame a su hermano Manolo y a sus hijos Falco y Lidia, últimos miembros de una saga con historia. «Corría el año 1926 cuando su padre Juan Falcón Jiménez (1890-1980), recién llegado de la isla de Cuba y casado con Dolores Báez, funda en el pago de Las Casillas, en la Vega de Enmedio, una típica tienda de aceite y vinagre donde había tanta vecindad o confianza que cualquier cliente podía hacer la comprita y pagarla cuando el bolsillo pudiese», afirma Socorro.
«Aquella tienda de ‘a fiao’ contaba con dos partes o habitaciones anexas: una para echarse los ‘piscos’, un poquito de queso, una rodaja de mortadela o unas sardinas ahumadas que venían en cajas redondas de madera… Esta zona era reservada exclusivamente para los hombres o algún oportuno niño que venía con el mandado de pagar una deuda y contraer otra nueva».
La otra habitación estaba dedicada a los comestibles. En esta estancia las mujeres hablaban de sus cosas en animadas tertulias tras unos cartuchos llenos de víveres para la casa. Con los años, y sin perder aquel ambiente familiar, la tienda se convirtió en bar y, más tarde, en la ‘Casa de Comidas de Juanito Falcón’.
«Estamos ante uno de los bares más antiguos de la Villa y el primero en figurar en el registro de Turismo de Canarias. En él correteaba un niño, nacido en una casa de enfrente llamado José Martín Ramos, futuro periodista e hijo ilustre de la Villa de Santa Brígida, y en él suele echarse unos ‘piscos’ este servidor por motivos de buena vecindad», señala Pedro Socorro.
El propio Pepe Martín Ramos completa la documentada información del cronista oficial señalando que la muerte de Juanito Falcón «me traslada a mi infancia y juventud, con recuerdos imborrables. Allí frente al bar de su padre, transcurrieron mis primeros años de vida. Tiempo después tuve ocasión de conocer y compartir amistad con Juancito, en La Atalaya, y Juan Alonso, de siempre amigo. Recuerdo, desde la distancia, para los tres, y su familia».
El escritor Emilio García Déniz también tiene un recuerdo para la familia Falcón. «Pues sí que lo siento. Muchos han sido los potajes de berros en días lluviosos, en el local de la recta de la Gran Parada. Y aquel estofado con papas fritas que debería estar en el Guinness por inolvidable. Deja memoria, fue un buen hombre que hizo pueblo»
Fuente: http://www.laprovincia.es/ – Cristóbal D. Peñate