POR MIGUEL GALLEGO ZAPATA, CRONISTA DE SAN JAVIER (MURCIA)
Conversaba epistolarmente con Enrique de Aguinaga López-Decano de los Cronistas de Madrid y muchos años profesor de la Escuela de Periodismo, al que tenía invitado a la presentación de mi libro “San Javier, Instituciones y personajes ilustres”, cosa nada fácil pues veraneaba en Estepona y no sabía dónde dirigirle las cartas, y cuando concretábamos telefónicamente los últimos detalles del viaje para hacer la reserva en el Hotel Alboera, pues creía vendría acompañado de una enfermera y cuál no sería mi gran sorpresa cuando me consulta que qué me parecía si se traía con él a su amiga y antigua compañera Pilar Narvión. No lo dudé, pues era un honor para mí tener como invitada a persona de esa categoría.
No me pesó, Aguinaga colosal, mucho presentador para tan modesta obra, la terraza del Real Club Náutico de Regatas a rebosar, muchos amigos, muchos cronistas, el Alcalde no vino, vino Pepa Carrión- Concejal de Cultura y el Coronel Director de la Academia General del Aire y nuestro Don Antonio y toda mi familia.-
Pero a lo que vamos, Pilar Narvión nos cautivó a todos, nos contó sus vivencias, sus ricas vivencias por medio mundo, su periódico la mandó de corresponsal a Roma dos años y quince en París, entonces capital del mundo.
Cuando entro a trabajar, una de las primeras mujeres periodistas, su redactor-jefe le encomendó una serie de reportajes sobre las estaciones ferroviarias de Madrid adquirió tales conocimientos que estuvieron a punto de nombrarla representante de Renfe en París.
Sabía mucho y daba gloria de oírla, nos acompañaron al Bautizo de mi nieta, a una copa en el Taylor y nos comimos un caldero en el Club Náutico y la noche anterior nos comimos unos pescaditos en las Pescaderías.
La obsequié con un recuerdo: A Pilar Narvión, ilustre huésped en el Mar Menor. Gracias. Miguel – 28-09-2002
Me ha afectado su marcha, pero España pierde una de sus mejores periodistas.