POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN).

Cuando mayo iniciaba su caminar, me ha llegado la triste noticia de la muerte del maestro y amigo, Miguel Cano en su domicilio de Alcalá de Guadaira.

Miguel nacido en Villanueva mediados los años cuarenta, Cursa sus años escolares en SAFA, de Villanueva, para después trasladarse a Úbeda, donde estudia magisterio. Desarrolla su labor en varias localidades sevillanas hasta que fija el ancla en Alcalá de Guadaira. Lleno de inquietudes artísticas frecuenta estos ambientes en su caminar como maestro, y participa en varias exposiciones colectivas.

Continúa su labor docente tras licenciarse en Historia Antigua, pero  sin dejar sus inquietudes, investigando sobre cerámica, grabado, vitrales, esmaltes y otras ramas artísticas, “doctorándose” en este tema.

En los años ochenta realiza varios murales para el interior de la parroquia “Divina Pastora “de Marbella; así como la parroquia “Nueva Andalucía”, en la misma ciudad; la portada de los salesianos en Alcalá de Guadaira; el retablo de la Iglesia Mayor de Moguer así como distintas plazas en Alcalá, Paradas y otros lugares, que pueden vanagloriarse de la originalidad y belleza de sus obras.

Ha realizado diversas colaboraciones como ilustrador de libros, cartelista, grabador… buscando el tiempo para exponer pintura de caballete, especialmente el retrato.

Miguel bebió en Úbeda la serenidad monumental y alfarera que mezcló con la alegría y filigrana de la Giralda, junto a sus recuerdos del oro de los trigos, los rojizos de las puestas de sol en Iznatoraf, más los plateados olivos, resultando de este caleidoscopio un estilo propio en un variado abanico del arte.

Él, que nunca dejó Villanueva, que la llevó en la mente y el corazón, realizó la primera obra en el zócalo sevillano de su casa: una vista general de la localidad y un primer plano de su Plaza de Toros. Entre sus trabajos contemplamos la imagen de la Virgen de la Fuensanta y una variedad de paisajes y lugares de su infancia.

Estaremos permanentemente agradecido a Miguel, ya que con motivo de la inauguración de un Centro de Educación Infantil en el Colegio Nuestra Señora de la Fuensanta de Villanueva, aceptó la propuesta de diseñar y elaborar unos azulejos para la entrada.  Dejó dos obras de arte que verán varias generaciones; uno de ellos con la recogida de la aceituna y un niño leyendo entre los útiles agrícolas, más un paisaje de la Plaza Mayor. Nos regaló una obra para la posteridad, su trabajo, sus azulejos, el horno, hasta los portes para traerlos. Día grande cuando se inauguraron con la presencia de las autoridades educativas y locales, y su hermana Inés que le representó.

Después dos portadas para libros referentes a la Vida Escolar. Seguimos en contacto permanente, bien por carta o teléfono. En este florido mayo con el 75 aniversario de la llegada de la imagen de la Virgen de la Fuensanta, partió para el viaje eterno, y que tendrá la recompensa a su labor como esposo, padre, maestro y artista.

FUENTE: EL CRONISTA