POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
Tras una anómala, calurosa y árida primavera (en abril registramos temperaturas de mayo; y, en este mes, de junio), el 21 de junio acudió a su cita el verano astronómico; aunque, meteorológicamente, lo hizo mucho antes: concretamente, el 7 de junio, con temperaturas desde entonces plenamente estivales; marcando el día 17, aún en primavera, la máxima absoluta del mes: 42’2º.
Y de ese modo, alternando “olas de calor” con algunos breves y gratificantes días suaves, sufrimos y aguantamos esa ardorosa estación hasta el 8 de septiembre, “Día de Extremadura”, fecha en que cesaron las tórridas temperaturas.
Ya que mencionamos a las “olas de calor”, cuatro hicieron acto de presencia en la recién finalizada estación (debido a la presencia de potentes masas de aire africano muy cálido): la primera muy temprana, en plena primavera, y bastante prolongada (entre el 10 y el 24 de junio); la segunda en julio y de menor duración (entre los días 12 y 18, ambos incluidos), pero de mayor intensidad (43’6º el día 13, máxima absoluta del año 2017); y las otras dos en agosto, ambas breves y poco llamativas (entre el 2 y el 7 la primera, y entre 12 y el 24 la segunda).
A pesar de que el “Verano Meteorológico” (Julio + Agosto) no alcanzó valores de primer orden (28’2º de media, ocupando el puesto 12 de las cuatro últimas décadas), si incluimos al citado caluroso mes de junio obtenemos que el conjunto de ese trimestre ha sido el más cálido de los últimos 40 años: 28’04º de media en esos 92 días (27’8º en junio, cifra jamás alcanzada, 28’3º en julio y 28’1º en agosto).
Estío, pues, tórrido, sí. Sin embargo, las noches no fueron excesivamente calurosas, ya que sólo totalizamos 7 “noches tropicales” (con temperatura mínima superior a los 25º). Ya que el problema estuvo en las temperaturas máximas (36’1º de media), pues las mínimas fueron “soportables” (20’3º de media).
No hace falta insistir en que, como es natural, fue bastante seco: en esos 94 días sólo hemos medido 57 litros por metro cuadrado, que en gran parte cayeron en forma de tormenta (5 días).
Como adelantábamos, el día de la Virgen de Guadalupe cesaron los ardores caniculares. Y, afortunadamente, una vez más se ha cumplido la estadística: jamás hemos padecido en Navalmoral y comarca más de cuatro meses seguidos calurosos. De ese modo, llegó «Septiembre frutero, alegre y festero«, y las temperaturas se han suavizado notablemente. Lo que ha repercutido en que el reiterado “Verano Astronómico” no haya sido de récord.
Y, ya que hemos entrado en el multicolor otoño (aunque aún es monocromo…), esa parece ser la tendencia en fechas próximas y de medio alcance: con temperaturas altas, pero no excesivas (los típicos “veranillos de San Miguel”, o de “los membrillos”).
Pero, como todo lo bueno arrastra también su lado negativo, lamento soltar la mala noticia: desgraciadamente, este año no se cumplirá lo que nos dice el sabio refranero español: “Aguas verdaderas, por San Mateo (21-IX) las primeras”… Pues intuimos que, al igual que el año pasado, la otoñada será tardía, con las nefastas repercusiones para ciertos sectores: sementera, pastos, aceituna, castaña, bellota, setas…
¡Ojalá me equivoque!