POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
La noticia sería aterradora si el perro devorase al lobo, pero no, el lobo praviano devora al perro, y los cuervos comen carroña, no es la carroña la que acosa al cuervo. La tecnología progresa, avanzamos a velocidad exponencial, en cambio las querencias de cada especie necesitan millones de años para consolidarse, ajenas a leyes y tapias. Los jabalíes, más que incorporarse al Club de Tenis, tratan de recuperar su estatus, con o sin tierra batida, y los lobos son lobos, por suerte, para que filósofos y lectores entendamos gran parte de la literatura universal. Anunciamos la nocturnidad sanguinaria del lobo y convendría proclamar, no es menos importante, que brotan las prímulas. La naturaleza sigue su curso, amanece, que no es poco, y si alguien va contra la rotación, si alguien se desorbita, somos las personas, que estiramos los pies más allá de la sábana, el asfalto más allá de la sabana.
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