POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)

En un autobús de línea escuché esta mañana cómo un pasajero explicaba amargamente a su adlátere que cierto alcalde había conseguido mayoría absoluta en las elecciones del pasado domingo merced a la gran red clientelar que tejió a lo largo de tantos años como primer edil; pasábamos ante la Plaza de Toros de Buenavista y este viajero de cercanías reflexionaba en voz alta, insistía en que los votos que había conseguido el regidor eran consecuencia de los estómagos agradecidos que se manifestaban cada cuatro años entregándole el voto como pago de los favores recibidos, de donde el enojado analista deducía que por eso debían acortarse los períodos de gobierno, para que esa red no fuera a más. Imposible hallar una manera más perversa de criticar la democracia. ¿Habrá mejor alcalde que quien durante más tiempo hace favores y agrada a la mayor parte de su pueblo?

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