POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
El Ayuntamiento de Oviedo concedió la Medalla de Plata a Teatro Margen, por su cuadragésimo aniversario. De Lobato soy devoto (vale el sonsonete) y lo sigo en el teatro, cine y televisión. La primera obra que vi de Margen, “Ahola no es de leíl”, la escribió Alfonso Sastre en la cárcel de Carabanchel, y situó la escena en Cuba, cuando era colonia española, allá por agosto de 1896; me impactó la cercanía de los actores, que caminaban por encima de las butacas y de nuestros hombros. La estrenaron en el Campoamor, en 1989, y poco después la vi en Posada de Llanera; Lobato era Rinconete, Ceferino Cancio el Cabo Cortadillo y Eduardo Antuña El Chino. Una denuncia de nuestro racismo y una tragedia de morirse de risa. Hablando de colonias oprimidas, llegará el día en que algún Sastre haga el traje a la medida de la farsa de Puigdemont y sus alquiladizos, pero todavía es pronto para reírnos.
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