POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
La perra Koala, de tres añitos, se cayó desde el balcón de su casa a la calle Augusto Junquera, en Ciudad Naranco, y se produjo un esguince (ya tiene el alta); la semana pasada otra perra que reside en un piso alto del bajo Pumarín se precipitó al vacío y también se esguinció; la gata M. (¿Micifú?) cayó desde 25 metros de altura a la calle Alejandro Casona, si bien, cuando llegaron los bomberos a socorrerla salió por patas, prefería un veterinario, el susto no hay quien se lo quite. ¿Podemos hablar de violencia de género, o de raza? Psicológica sí, porque las criaturas estaban solas y la soledad es un tren sin conductor. Maltrato neurológico sufrió la burra llanisca Margarita Lledías. Y, metidos en semovientes, prefiero no desvelar la agonía de las angulas hasta que llegan a la cazuela, ni la sangre que correrá en altamar ahora que se acerca la temporada del bonito y la bonita. Os mantendremos informados.
Fuente: http://www.lne.es/