POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Acabo de enterarme de que la última moda, no sé si viene de París o de un descuido de la cantante Taylor Swift, consiste en ponerse las blusas, camisas, chaquetas y americanas al revés, es decir, con lo de atrás por delante, con la tapeta y los botones a la espalda; no se trata de un diseño con esa apariencia sino simplemente de ponerse las rebequitas como camisón de hospital; o sea, se pretende cambiar el estilo resucitando el fondo de armario; la prenda que era así la pongo asá, el escote del pecho se vuelve escote de vértebras, el esternón se oculta hasta el pescuezo, los codos flexionan al lado contrario, las solapas, si hubiere, se convierten en alas atrofiadas y de haber bolsillito en el corazón se transforma en simbólico carcaj para el lápiz. De esta manera, esta especie de tacañería catalana nos disfraza de gallegos, pues la gente, al vernos, no sabrá si vamos o venimos.
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